Le Corbusier: 17 edificios modernos para siempre. (I)
Se abre así una vía de protección y difusión de la Arquitectura Moderna, en una lista donde hasta ahora de los casi 800 edificios protegidos sólo una veintena eran modernos y que, tras dos intentonas frustradas por lograr la protección de la UNESCO, logra por fin situar la Modernidad a la altura de los tesoros arquitectónicos de muchos siglos de antigüedad. Repartida por Argentina, Francia, Bélgica, Suiza, Alemania, India y Japón, la selección reúne algunos de los más famosos edificios, que conviven con otros apenas conocidos, del que es considerado uno de los arquitectos más polémicos y estudiados de la historia.
Hoy os acercamos sus primeros proyectos, todos ellos edificios residenciales, realizados en Europa durante la década de los años 20 y hasta 1931 junto a su primo Pierre Jeanneret, que trabajó con él hasta 1940. Apasionado de las nuevas máquinas de la época –automóviles y aviones– fue entonces cuando el arquitecto francés de origen suizo empezó a hablar de la casa como la máquina para habitar, construida a partir de elementos estandarizados, y cómo la funcionalidad debía estar destinada al vivir. Además de definir los llamados cinco puntos de una nueva arquitectura – los pilotes, la ventana alargada, la planta libre, la fachada libre y la cubierta jardín–, una importante innovación conceptual para la época, que las nuevas tecnologías constructivas hicieron posible.
1. Casas La Roche y Jeanneret, París, Francia, 1923
Estas conocidísimas casas de Le Corbusier materializaron la primera expresión arquitectónica del purismo y el comienzo de sus investigaciones sobre el espacio de la vivienda y el uso del color. Diseñadas para el coleccionista Raoul La Roche –que quería reunir bajo un mismo techo una galería de arte y su vivienda– y Albert Jeanneret, se trataba de ‘dos casas en una’, que rompían el concepto estereotipado del volumen regular básico para crear una composición articulada, resultado directo de la distribución interior. En ellas ya estaban presentes los pilotes, la ventana alargada, la planta libre, la fachada libre y la cubierta jardín.
2. Pequeña villa sobre el lago Leman, Corseaux, Suiza, 1923
Una casa independiente del lugar, donde primero se encajase el programa y luego se buscara la ubicación, es lo que imaginó Le Corbusier hace casi un siglo en esta casa que, construida por el arquitecto para sus padres, constituyó su primera aportación a la Arquitectura Moderna en Suiza. Un arquetipo de vivienda mínima –de tan sólo 64 metros cuadrados– donde ya aparecían la planta libre –con tabiques móviles y camas que desaparecen–, la ventana longitudinal y la terraza-jardín.
3. Ciudad Frugès, Pessac, Francia, 1924
Después de que Le Corbusier publicara en ‘Vers une Architecture’ algunos textos donde se refería a las viviendas como maquinas para habitar, su estandarización y producción masiva, un industrial de Burdeos de nombre Henry Frugès decidió encargarle este proyecto de viviendas para obreros. Diseñado a partir del concepto de vivienda de ‘bajo costo’, en él Le Corbusier experimentó con la policromía –a través del verde, el rojo y el azul– que el arquitecto afirmaba “suprimía la sensación de masa, amplificando la de planos y áreas”.
4. Casa Guiette, Amberes, Bélgica, 1926
En 1926 Le Corbusier recibió su primer encargo fuera de Francia y Suiza: la residencia y estudio del pintor René Guiette. La casa, que estuvo condicionada desde un primer momento por el solar sobre el que se levantaba, de tan sólo 6 metros de fachada y gran profundidad, se caracterizó por una escalera que la recorría en toda su longitud y que el mismo Le Corbusier describió en sus ‘Obras completas’ como «la escalera de Jacob que sube Charlie Chaplin en The Kid”.
5. Casas de la Weissenhof-Siedlung, Sttutgart, Alemania, 1927
Las ideas de Le Corbusier se enfrentaron a las de sus homólogos europeos durante la exposición de arquitectura moderna organizada en 1927 por el Deutscher Werkbund. Sobre el plan general definido por Mies van der Rohe, que serviría de base a una treintena de actuaciones singulares firmadas por prestigiosos arquitectos, Le Corbusier proyectó dos modelos de casas estandarizadas para masas. Mientras que la primera quedaba dividida en dos zonas, de día y de noche, la segunda estaba compuesta por tabiques móviles que transformaban la sala de estar –abierta de un extremo al otro durante el día– en dormitorios de tamaño similar al de las cabinas de los coches-cama al caer la noche. Los pilotes y las ventanas rasgadas son testigo de la transformación del concepto de casa, cuestionado por Adolf Loos en 1914, y que el arquitecto franco-suizo logró materializar en menos de diez años.
6. Villa Saboya y albergue del jardinero, Poissy, Francia, 1928
Icono absoluto del movimiento moderno, la Villa Saboya fue proyectada por Le Corbusier como paradigma de la vivienda como ‘máquina para habitar’, donde todas las funciones de la vida diaria se volvían fundamentales para su diseño. El movimiento de los coches para entrar al interior de la vivienda condicionó la distribución de la planta baja y la estructura, construida sobre pilotes para independizarla del lugar sobre el que se asentaba. La planta primera quedó limitada por cuatro planos ortogonales, envueltos por una única ventana alargada, y en la cubierta plana se diseñó un pequeño jardín, con paredes curvas que parecían querer jugar con el viento.
7. Edificio Clarté, Suiza, 1930
Le Corbusier materializó sus ‘cinco puntos de la nueva arquitectura’ en este edificio, encargado por el industrial genovés Edmond Wanner para alojar a la clase trabajadora. Construido a partir de una estructura prefabricada de acero que se recubrió con vidrio en las fachadas, protegidas del sol gracias a balcones y brise-soleil, la modulación se trasladó al interior de las viviendas, donde los muros, sin capacidad portante, fueron colocados libremente en función de las necesidades. Las 48 viviendas se distribuyeron en las dos alas simétricas de las 8 plantas, comunicadas a través de dos núcleos de escaleras que daban acceso a las cuatro tipologías existentes –duplex, apartamentos de una sola planta y estudios–.
8. Edificio de viviendas en la Puerta Molitor, Boulogne Billancourt, Francia, 1931
Tras afirmar en el 4º Congreso Internacional de Arquitectura Moderna de Atenas que los elementos más importantes a la hora de planificar una ciudad eran, por este orden, “el cielo, los árboles, el acero y el hormigón”, Le Corbusier dio fe de ello en este edificio. Con el fin de sacar el máximo provecho a la excepcional ubicación, las fachadas se concibieron como cortinas de vidrio colocadas delante de los forjados de hormigón. Las dos últimas fueron ocupadas por el propio arquitecto, que situó en ellas su vivienda y taller de pintura, con bóvedas de cañón cubriendo los espacios.
Pronto seguimos con este apasionante recorrido por la obra de este icono del modernismo. Lee la segunda parte de este artículo aquí.
Fotografías cortesía de la Fundación Le Corbusier