Una casa frente al mar.
Una construcción entre medianeras en la bahía del Port de la Selva, que ha sido proyectada por Xavier Martí y Lucía Ferrater de OAB.
Una casa frente al mar y la Tramuntana, que recoge la herencia cultural del lugar. Y que parte de referencias como las casas Villavecchia, de Federico Correa y A. Milá y la casa Senillosa de Coderch, en el vecino Cadaqués. Le sirven como ejemplo del respeto por la tradición, a la que incorporar comodidades y elementos modernos.
Es así en el caso del pavimento cerámico que se ha empleado en el interior y en el patio exterior, la tradicional rasilla catalana de 13 mm. Y que es el principal motivo del Premio ASCER al mejor Interiorismo.
Las «estrecheces» estructurales de una parcela profunda entre dos calles, con edificios muy cercanos y de mayor altura, se resuelve por parte de los arquitectos a través del escalonamiento de la sección.
Dada la proporción alargada de la parcela, su orientación solar a Norte, los difíciles condicionantes meteorológicos y la falta de privacidad, la casa plantea un patio aislado y protegido en un lugar central abierto a la casa.
Que se convierte en un espacio de relación y estar, participando del día y la noche protegido y adaptado a las condiciones climáticas. Este es el lugar de relación entre habitantes y su «espacio íntimo, imaginado para una vida no amenazada».
Un interior dirigido al Mediterráneo
En su interior, la casa se distribuye en tres niveles. En planta baja el acceso se produce por las dos calles; un acceso posterior al garaje y un acceso peatonal por el frente accediendo directamente al espacio de cocina-comedor-patio mantiene la tipología del lugar de casa frente al mar, de pescadores.
En el primer piso se encuentran los dormitorios, a los que se accede por dos escaleras; una interior y otra exterior, siendo el patio en este nivel un atrio de distribución a través de una galería colgada. Se genera así un «continuum» centro de la vida doméstica.
En el segundo nivel se halla la biblioteca, el estar y una terraza protegida que mira hacia el mar.
Constructivamente, la casa se resuelve economizando medios y reconociendo la lógica estructural interna de sus materiales, que gracias a la incidencia de la luz, manifiestan los aspectos más sensitivos de su interior.
El rigor, la austeridad y la materialidad definen los espacios que conectan la escala doméstica de la casa con el patio o dominio figurado, construyendo al tiempo una escala mayor en la que lo imaginario enriquece la forma de habitar, al trascender lo doméstico.
Fotografía: Alejo Bagué