Casa H3, homenaje al hormigón de Luciano Kruk.
El arquitecto argentino no deja a nadie indiferente con sus proyectos. Por sus obras de gran sinceridad constructiva, que con el hormigón como principal protagonista convierten el entorno en su gran aliado. Esta vez ha sido Mar Azul, una localidad argentina costera junto al Mar de las Pampas, la elegida.
De planta mínima, la Casa H3 se desarrolla en un bloque compacto. Así reduce al máximo su impacto en el entorno natural. Ya que las clientas, tres hermanas y sus familias, querían una casa de veraneo donde compartir, descansar y disfrutar de la naturaleza.
La materialidad de una construcción en hormigón
De fuerte materialidad, la totalidad de la casa se construye en hormigón, material que contribuye a la economía de su mantenimiento. Éste se prolonga incluso en el mismo mobiliario, que deja de concebirse como un elemento independiente y pasa a formar parte de la gran caja de hormigón. Además, el encofrado de madera de pino visto genera un diálogo con los pinos del lugar.
Con presupuesto y superficie limitados, la casa se divide en dos plantas. Separa así las zonas comunes de los espacios más privados. La planta baja se distribuye en un espacio diáfano que alberga estar, comedor y cocina. Visuales y perspectivas cruzadas relacionan los distintos usos, y paramentos completamente acristalados diluyen límites entre interior y exterior. Adosada a la de la fachada más cerrada se sitúa la escalera que conduce al nivel superior.
La planta alta aloja la zona de noche, con dos dormitorios –ambos con posibilidad de ampliación hacia un espacio exterior semicubierto– y un baño compartido. Este último se prolonga en voladizo, a modo de porche sobre la entrada.
La situación en esquina de la parcela hace que sólo sea necesario cerrar la fachada orientada al vecino. El resto se proyectan mucho más abiertas y llenas de superficies acristaladas. Una terraza a nivel de acceso, recortada para conservar dos árboles existentes, prolonga la planta baja hacia el exterior.
La abundante sombra que brindan los pinos elimina la necesidad de incorporar elementos arquitectónicos para reducir la incidencia del sol. Sí se ha recurrido a aleros y tabiques verticales para resguardar del agua y las visuales procedentes de la calle.
Fotografía: Daniela Mac Adden