Carlos de Troya y la conquista de las flores.
Mientras hacemos la entrevista, Carlos no cesa de crear diferentes combinaciones de ramos y yo me quedo alucinada de la bella rareza salvaje de sus diseños. Dudo que pueda entrar en un futuro en otra floristería y pedir simplemente un ramo de margaritas. Carlos me explica el significado de muchas de ellas, me habla de variedades nunca oídas y me descubre la belleza de flores olvidadas por los prejuicios de algunas tradiciones. Carlos nos abre a un mundo de creatividad y de belleza apabullante que engancha a quien quiera descubrirlo. Por eso y por todo el trabajo que está realizando, Carlos es uno de los más importantes jóvenes innovadores que están revolucionando el mundo de las creaciones florales.
Carlos, ¿cómo de diferente es la compra de flores aquí en España a Amberes?
Totalmente diferente. Allí vas al supermercado y ya te encuentras flores. Lo tienen muy interiorizado. Aquí, cuando vamos a cenar a casa de amigos, hay veces que pensamos en la opción de flores pero aún son pocas, cuando en cambio es algo súper bonito. En Amberes y por extensión en Bélgica y Holanda, la gente tiene flores todo el rato y no solo para regalar, sino para ellos. Y pueden comprar más de una vez al día. De pronto, encuentran una flor que va perfecta para un mini jarroncito en una habitación. Y luego, otro ramillete para otro rincón. Es algo cultural.
La primera vez que vi un ramo tuyo estaba hecho con crisantemos, lo cual me gustó y me sorprendió. Para mucha gente los crisantemos están relacionados con los funerales.
Todas las flores tienen una carga cultural en función del país. Aquí, los gladiolos son para las iglesias. Pero en los países nórdicos los usan en los ramos cotidianos porque no tienen ninguna connotación. Los crisantemos aquí los relacionamos con los difuntos, pero en Japón es la flor del sol naciente y relacionada con el Emperador. Y luego hay unas variedades de crisantemos espectaculares llamados Spider, gigantes y que no tienen nada que ver con los que conocemos. O los crisantemos Rococó que son como auténticas nubes de color morado.
Es increíble.
Por eso es importante quitarles la carga cultural, la etiqueta que la tradición ha puesto a cada flor y dale una nueva visión, otorgarles un significado personal, el de cada uno.
Tus flores no son nada comunes, ¿cómo las elijes?
Me llevo totalmente por la intuición , la curiosidad, la sorpresa de descubrir flores no vistas. Cada semana compro a Holanda y me llega flor fresca lunes y jueves. Para ser sincero, la mayoría de las veces compro como si comprara para mí, por suerte mi técnica está funcionando muy bien por ahora, la gente me está dando mucha carta blanca.
¿Hay alguna época del año que te guste más que otra?
Cada época tiene su encanto y eso es lo bonito, esperar a que llegue la primavera para ver las ramas de cerezos. O el verano, para ver las dalias y los girasoles. Los israelíes cultivan peonías todo el año y las venden en enero a precios desorbitados. Yo prefiero esperar y disfrutar de cada estación, saber que ese es el momento y no otro, disfrutar del tiempo limitado.
Tus ramos son sorprendentes y en cierta manera muy teatrales, ¿practicas las combinaciones o improvisas?
La verdad es que me gusta improvisar. Es divertido cuando llega alguien y consigues ser el traductor de lo que esa persona quiere expresar a través de las flores.
¿Y este ramo de rosas con cardos azules? Parece decir, te amo y te odio al mismo tiempo.
Los cardos están infravalorados y yo soy súper fan de ellos. Para todo tipo de ramos además. El cardo supernova es increíble, azul con tonos verde limón , carnoso, me flipa.
Sabes un montón sobre el significado de las flores. Cuéntame una historia.
La de la peonía por ejemplo, considerada la flor del amor y del romance. Cuenta la leyenda que el origen de su nombre se remonta a la mitología griega, cuando la madre del dios Apolo ofrece una peonía al mortal Peón, médico de los dioses en el Olimpo, el encargado de curar las almas enfermas.
Ahora aún me gustan más las peonías. Oye, ¿y que me dices de esa frase dicha que lanza mucha gente cuando está harto de su estresante vida?, “lo dejo todo y monto una floristería”.
(risas) Mucha gente lo dice sin ser consciente del trabajo físico que hay detrás. Eso sí, es precioso y si te gusta, te encanta, no hay término medio. Y eso hace que no seas consciente de los madrugones que implica cada día que llega la flor fresca. Y luego hay que contar el enorme trabajo que supone si te especializas en los grandes montajes.
Trabajaste en Amberes con Mark Colle, florista conocido internacionalmente. Durante esa época participaste en estos grandes proyectos, ¿qué es lo más difícil de ellos?
El last minute. La flor tiene que llegar lo más fresca posible al evento. Lo cual significa que es mejor montar todo 48 horas antes, y eso significa muchas veces no dormir. Dedicarse al mundo de las flores es muy parecido al de los interioristas, depende la escala en la que participes. Si quieres estar en la gran liga tiene que dedicar muchas horas a ello y ser un creador que aporte cosas nuevas.
¿Y tú Carlos?, ¿cómo mantienes tu creatividad despierta?
Como la mayoría de las cosas en esta vida, estando alerta a lo que ocurre a tu alrededor. Viendo a otros es donde se te abren caminos. Cómo alguien por ejemplo combina la berenjena con la flor de la cebolla y la flor del ajo. Creo que estamos viviendo un buen momento. Aún no hay muchos clientes maduros para innovar en este mundo, lo que sí hay cada vez más es gente haciendo cosas interesantes y nuevas y buscando esos clientes. Por suerte, se ha activado la rueda.
Queremos agradecer a Carlos de Troya el tiempo que nos ha dedicado para poder realizar esta entrevista. Podréis saber más sobre él a través de su Facebook y su Instagram.
Entrevista, fotografía y textos equipo Slowkind
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