Izaskun Chinchilla homenajeó a Marcel Duchamp en ARCO.
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Los grandes biombos que definen el espacio móviles, permitiendo una gran flexibilidad y versatilidad del espacio destinado al descanso, el encuentro y la gastronomía en la pasada feria de arte contemporáneo ARCO.
Los paneles de esos biombos tienen en común con sus antecesores chinos que son capaces de contar historias. Si los relatos de los antiguos biombos hablaban de viajes heroicos y de escenas en frondosos jardines, éstos hablan de las vidas de familias contemporáneas y de sus ciudades.
Para traer pedacitos de esas vidas, han sido construidos a partir de elementos domésticos usados de forma diferente a la habitual y muchas veces reutilizados. Escaleras de mano con gotas de pintura y restos de yeso forman pórticos, barras y estructuras portantes. Ventanas desechadas y recicladas separan ambientes y proveen intimidad. Las capas de pintura superpuestas sobre estas ventanas y escaleras y sus desperfectos, hablan de juegos de pelota, de días de tormenta y de historias que permanecen en la memoria de los que habitaron muchos hogares.
Como los biombos tradicionales, éstos separan las historias domésticas de las que suceden fuera: son la fina piel que separa la casa y el mundo. También, como los biombos que llegaron a Europa desde China en el siglo XVI, invitan al visitante a moverse con curiosidad, a recorrerlos y a hacer un viaje propio.
El visitante que acepta esa invitación, participa en un homenaje a las calles donde se sirve comida, se baila y se vende y se compra, donde el espacio público tiene un sentido de convivencia completo. En la sala, además de recrear memorias domésticas de muchas casas, el visitante tiene la sensación de encontrarse en animadas calles, llenas de terrazas, de Londres, Paris, Dublín, Atenas, Alepo, Estambul o Bali.
Para componer este gran collage, el estudio de Izaskun Chinchilla se ha inspirado en particularmente en una obra de arte: ha querido homenajear al Gran Vidrio de Marcel Duchamp. El enigma visual que esa obra propone ha hecho posible imaginar un espacio donde los muebles muestran su capacidad de recrear casi cualquier tipo de ambiente.
Se ha tratado de que esa inspiración también despierte en el visitante una mirada creativa hacia su entorno y que deje la sala VIP pensando que, tal vez, pueda hacerse una pequeña cabaña con los restos de los muebles desechados que guarda en el garaje.
Compartir el redescubrimiento de esa belleza de lo usado y extender la creencia de que nuestra imaginación puede darle nuevas vidas a lo que íbamos a tirar es, para los autores del proyecto, una pequeña contribución para afrontar la crisis ecológica de nuestro planeta.
Fotografías: © Imagen Subliminal