La renovación de un ático en Dinamarca: cambiarlo todo para que nada cambie.
La remodelación ha respetado todas las habitaciones de esta parte de la casa que funciona como un apartamento autónomo. Es más, conservan su función original sólo que ahora de manera más eficiente y con una estética más contemporánea.
El apartamento gira en torno a dos grandes estancias: cocina-comedor y salón. También cuenta con un dormitorio y un baño. Ahora bien, que hayan mantenido las habitaciones en el mismo lugar no significa que los tabiques estén exactamente donde estaban antes.
La idea de Arthur S. Nuss, el arquitecto al frente del estudio, era conseguir un espacio más abierto, luminoso y eficiente. Y uno de los recursos fue convertir la pared que separa el salón y la cocina en un armario-estantería. En realidad, dos; uno en cada parte.
Con esta partición las estancias ganan espacio y se reordenan mejor. La ‘pared’ alberga desde libros hasta un frigorífico, pasando por una alacena para la leña. Por otra parte, al estar en el centro se convierte en un elemento protagonista del ático.
También se han abierto nuevas aperturas y ventanas para que entre más luz natural.
Las obras permitieron recuperar la chimenea original de hormigón y la pared de ladrillo del comedor. Ambas son también otros de los atractivos de la casa.
Tanto por sí solas como en el conjunto del interiorismo, Nuss ha mezclado piezas de mobiliario de estilos muy diferentes para conseguir un ambiente en el que todavía se respira el aire aburguesado de la mansión pero en un entorno del siglo veintiuno, en el que por otra parte, mezclar vintage e industrial es casi que un estilo más hoy en día.
Aquí el hormigón de la chimenea resalta entre el estuco resplandeciente de las paredes, la mesa de madera de la cocina convive con el acero inoxidable de la encimera y los cajones. Ninguna silla tiene el mismo color o forma. Y una vieja estufa de acero corten es tan original como el palé de madera a modo de tarima para la cama.
Fotografías: Mirko Merchiori