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Jean Nouvel humaniza cinco espacios de trabajo, los reinterpreta y los libera de reglas en I Saloni 2013.

La reciente edición de I Saloni 2013 ha dedicado uno de sus eventos paralelos más especiales al ambiente de trabajo. Obra del arquitecto francés Jean Nouvel por encargo de CosmitProyecto: un Ambiente de Trabajo para Vivir se presentó como una instalación de 1.200 dentro del pabellón 24, destinado al Salone Ufficio. Esta instalación, sugerente y embuida de hedonismo, humaniza estos entornos ya que, para Nouvel, la forma de trabajar hoy en día es obsoleta. “Es necesario modificar las conductas, así como diseñar e imaginar el trabajo de una manera alternativa. Un ambiente laboral, esté donde esté, ha de ser un espacio diferente. Debe poder identificarse y transformarse. Ha de estar lleno de humanidad, de historia y de objetos. Ha de ser un lugar, sencillamente, agradable” asegura Nouvel.

Más sobre I Saloni 2013 en diarioDESIGN aquí.

De esta filosofía nació este barrio en miniatura, una pequeña ciudad donde Nouvel expuso cinco escenarios laborales singulares cuyo objetivo consistía en demostrar que un espacio destinado al trabajo debe ser capaz no solo de inspirarnos, sino también de transmitirnos el placer de vivir. En su centro, un sugerente monolito incluía cuatro vídeo-retratos en los que otros tantos “sabios” (la estilista Agnès B, el fotógrafo Elliot Erwitt, el artista Michelangelo Pistoletto y el escritor y director Alain Fleischer) expresaban también sus interrogantes y sus puntos de vista acerca del mundo laboral.

En un piso señorial

La primera situación presentaba un clásico apartamento céntrico, en el que nada ha cambiado en lo más mínimo: los salones, el dormitorio, la cocina, las chimeneas, los pavimentos y las molduras eran originales.

En este lugar de trabajo, el mobiliario respondía armoniosamente al edificio original y a las huellas del pasado. En su atmósfera cálida e íntima, se llevan a cabo varias actividades. Se valora su comodidad, al igual que la singularidad y originalidad de los espacios. En este apartamento es posible vivir y expresarse a través de los objetos. Se trabaja en un entorno agradable, que conserva la lógica funcional de la oficina pero que no suscita los mismos reflejos.

La oficina en casa

El segundo ambiente presenta la expresión de una tendencia que se va afianzando cada vez más: trabajar en el hogar. De día, la casa se transforma en despacho. De noche, y en los días de fiesta, vuelve a recuperar sus funciones domésticas. La “vivienda” y el “ambiente laboral” se mezclan: los muebles típicos de la oficina se adaptan a las funciones de la vida familiar y viceversa, en un espacio donde hasta los objetos pueden tener una doble vida.

Un espacio abierto y transformable

A continuación llegaba un espacio abierto, en el cual un sistema de muebles industriales se componen, se apilan, se desmontan y se vuelven a montar, rompiendo con el totalitarismo y la repetitividad de los ambientes de trabajo actuales. Muebles de diferentes épocas se mezclan entre sí y también lo hacen con objetos procedentes de otros mundos.

Gracias al escenario, abierto, cada uno logra expresarse y escoger su propio espacio laboral: es posible aislarse del vecino de al lado o acercarse a él; sentarse sobre el escritorio o tumbarse en el mismo. Coexisten distintos tipos de madera, cartón, piel y plástico de colores diferentes, mientras que unos objetos atípicos e inesperados dominan las pilas: con sus características, irregulares e imprevisibles, dibujan el perfil de una ciudad.

En una nave industrial

La cuarta ambientación se hallaba en una nave industrial. Es como una sencilla caja de chapa, típica de los extrarradios de todo el mundo. Estos cubos, que con frecuencia están vacíos, ofrecen una gran libertad en materia de decoración. Su singularidad espacial da pie a cualquier forma de apropiación y diferenciación. Sugieren y admiten soluciones específicas, no sistemáticas y totalmente flexibles, tanto por lo que hace a los muebles como a las luces y los objetos. La libertad a la hora de reconvertirse es la característica de este espacio libre y sin constricciones.

Un racional open-space

El racionalismo es el tema del último escenario propuesto: un sistema de despachos open space y high-tech que, por más que se inscriba en la normalidad y en la estandarización racional, persigue el objetivo de la transformación.

Esta planta, aparentemente estática y repetitiva, es en realidad libre: las paredes móviles y desmontables permiten reconfigurar el propio ámbito laboral, ahora abriéndolo al espacio contiguo y al pasillos, ahora aislándolo. Las puertas son corredera o plegables, las persianas permiten ajustar la luminosidad y los vidrios serigrafiados protegen la intimidad de cada cual.

El tratamiento de la luz permite una iluminación artística y pictórica en los ambientes de trabajo, a fin de romper con la monotonía de las luces tradicionales y homologadas de la oficina convencional. En el mismo, se exponen prototipos de lámparas que incorporan funciones de iluminación inéditas, para que cada uno cree su propia luz. En otras palabras: en estos espacios sin reglas tradicionales prima el placer de trabajar. En ellos, cada cual compone su propio ambiente con arreglo a sus propias necesidades. En el mismo, viven juegos de luces y reflejos.

El evento dio cabida, asimismo, a una pequeña antología de las decoraciones de los grandes maestros de Jean Nouvel. Presentar esas piezas extraordinarias, que se construyeron en el pasado pero que siguen siendo de gran actualidad, es su forma de rendirles homenaje. La decoración de cada espacio se presentaba frente a las fotografías de los lugares para los que las idearon sus “creadores”, es decir, los maestros que componen el imaginario en el que se inspira el arquitecto francés. Por último, completaba el Proyecto la zona Vip lounge, una instalación con entrevistas a Ron Arad, Michele De Lucchi, Marc Newson y Philippe Starck en las que ellos exponían sus ideas sobre el tema precisamente en los lugares donde ellos mismos trabajan.

Imágenes de Saverio Lombardi Vallauri.

 

 

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