Josep Congost nos desvela el secreto del Roca Innovation Lab.
dD- ¿Qué es exactamente el Roca Innovation Lab? Si se puede contar, claro…
Josep Congost – Sí ¡podemos explicarlo! Todo surgió a raíz del Roca Design Center, creado en el año 2005. Dos años más tarde, y dependiendo de él, se puso en marcha el Roca Innovation Lab, al que nosotros definimos como un “semillero de ideas”. En él hay un grupo de gente aislada del sistema de diseño clásico.
Normalmente, en los centros de diseño trabajamos volcados en el portafolio de producto y en resolver preocupaciones diarias. En cambio, el Roca Innovation Lab nace para trabajar focalizado en la innovación y el diseño, en resolver nuevos problemas o problemas antiguos aún no resueltos. Es un pequeño centro dedicado exclusivamente a pensar en nuevos conceptos.
dD – ¿Quién trabaja en el Roca Innovation Lab? ¿Qué perfil tienen los miembros del equipo y de qué ramo proceden?
JC – Normalmente buscamos gente que tenga cierta experiencia en el mundo del diseño conceptual. Buscamos a personas de fuera de casa y de otros país, como Corea, Italia o Brasil. Cada miembro del equipo posee cierta especialidad en alguna materia. Por ejemplo, uno es especialista en temas de diseño electrónico, otro en arquitectura, otro en ergonomía, otro en materiales… Esto no significa que sean buenos únicamente en su especialidad, sino que han hecho ciertos trabajos previos en esto.
dD – ¿Cuánta gente trabaja en el laboratorio?
JC – Unas diez personas. La mitad chicos y la mitad chicas (fue uno de los retos que nos propusimos). La media de edad es de veinticinco a veintiocho años. Normalmente se quedan entre dos o tres años. Queremos que haya mucha rotación para conseguir gente fresca, con ideas. Trabajan desde un punto de vista muy conceptual y es necesario que no estén “contaminados” (viendo y haciendo siempre lo mismo).
dD – ¿A qué te refieres por “diseñadores conceptuales”?
JC – Me refiero a que no son estilistas, sino que son diseñadores de fases previas, capaces de pensar en cómo debe ser un producto, qué necesidades tiene la gente, porqué lo querrán…
dD – ¿Vosotros les marcáis las directrices desde el centro de diseño, tipo “necesitamos un producto que resuelva dichas necesidades” o son ellos los que presentan las propuestas?
JC – Hemos hecho un proceso completamente distinto al del trabajo habitual del centro de diseño. Nos hemos adaptado a las formas precisas de un centro de este tipo. Cada nueve meses les presentamos un tema nuevo sobre el que deben trabajar. Por ejemplo, en los primeros años trabajamos entorno a la temática del medio ambiente y el confort. Buscábamos productos que resolvieran este tipo de preocupaciones. El segundo año el lema fue “old problems, news solutions”. Tratábamos de detectar los problemas que existen hoy en día en el baño y que siguen pendientes de resolver, cómo porqué se moja el suelo cuando te lavas las manos o por qué la mampara está siempre sucia.
dD – ¿Cómo detectáis estos problemas existentes o futuras necesidades latentes? ¿Hacéis estudios sociológicos?
JC – Hacemos todo tipo de estudios. Algunos dentro de Roca, mediante workshops con diseñadores, con el equipo de marketing o con la gente de producto. También hacemos estudios con personas de fuera de la compañía, con arquitectos o con gente de la calle, en los que les planteamos distintas estrategias para conseguir ideas.
Trabajamos por fases. Primero recopilamos ideas; luego las juntamos y creamos los conceptos. Es decir, a partir de varias ideas reunimos un concepto que las englobe. Algunos de estos conceptos se estudian y, tal vez, llegan a materializarse en un nuevo producto del Innovation Lab. Posteriormente, se presentan al centro de diseño y a la compañía.
Cada año se presentan unos diez conceptos nuevos que ya tienen forma de producto; de lo contrario, si presentáramos sólo la idea, a la gente le costaría mucho entenderlo. El problema es que, a menudo, cuando enseñas un producto, la gente se queda con la forma y se pierde la esencia… Éste es uno de los inconvenientes que hay en los centros de este tipo.
JC – Sí. El W+W fue un proyecto que reunió muchos conceptos y salió redondo. Enseguida vimos que tenía mucho potencial. La compañía lo aprobó rápidamente y lo pusimos en producción de forma inmediata. De hecho, tenemos más demanda de la que podemos fabricar.
Además, W+W ha sido una experiencia muy creativa y nos ha ido muy bien porque un centro de este tipo necesita producto. Quieras o no, cuando la compañía apuesta por un centro de estas características, quiere resultados a corto plazo.
dD – ¿Cuánto tiempo estuvisteis trabajando en el W+W hasta que vio la luz?
JC – El proyecto surgió en el Innovation Lab a partir de la temática del confort y el ahorro de agua. Entendimos que el confort es, también, liberar espacio en el baño. Así que empezamos a trabajar en juntar piezas para reducir el espacio y optamos por fusionar wáter y lavabo.
Luego se pasó al Design Center, donde se desarrollaron “las tripas” del producto y Gabriele y Óscar Buratti nos ayudaron a darle el estilo. Al final, el resultado es siempre un trabajo en colaboración entre gente conceptual, ingenieros, estilistas y diseñadores, gente con conocimientos de tecnología…
Fue todo muy rápido, cuestión de año y medio. Ocho meses para desarrollar la idea y otros ocho de producción.
dD – W+W es un producto redondo que reúne valores como innovación, diseño, futuro, sostenibilidad… El inconveniente es que sale a un precio de mercado poco competitivo, sólo al alcance de bolsillos holgados. ¿Significa que es una apuesta de futuro, más que de presente? ¿Deberemos esperar a que el mercado evolucione para que baje el precio o encontrar productos similares?
JC – Es cierto…. el precio es alto…. Pero W+W es ahora un punto de partida sobre el que estamos trabajando para presentar productos con características parecidas un precio más asequible.
dD – Aparte de W+W, ¿existen otros productos que hayan surgido del Innovation Lab?
JC – Sí, hay más cosas. El año que viene presentaremos al menos tres productos en la feria ISH de Frankfurt que han nacido conceptualmente en el Roca Innovation Lab.
dD – ¿Son tan buenos como el W+W?
Lo que estamos haciendo ahora también es muy interesante porque es distinto a lo que existe, ¡pero sabemos que será difícil superar el W+W!
dD – El Innovation Lab va muy relacionado con el concurso Jump The Gap. Los proyectos finalistas, ¿llegan a comercializarse?
JC – Lo de los concursos de diseño es curioso. Tenemos el Jump The Gap sobre el baño, después está el concurso de Electrolux para el tema de cocina, etc. Todos ellos son conceptuales. Lo bueno de estos concursos de ideas es que no dependen de las limitaciones.
dD – Y ojalá que el diseño se siempre así: ¡sin limitaciones!