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José Giménez
20 marzo 2010

El arquitecto Joseán Vilar recrea un acuario etéreo.

Fiel a la herencia mitológica del su nombre, el Hotel Neptuno de Valencia ha convertido su patio en una metáfora del fondo marino con una instalación del arquitecto Joseán Vilar en la que miles de seres danzan a merced de la brisa marina con un balanceo caprichoso e hipnótico, evocando el movimiento subacuático.

El arquitecto se ha impregnado de los mitos del dios del mar para recrear su morada, si bien, lejos de recargar el espacio con un reino de castillos dorados, fuentes y manantiales ha preferido evocar la delicadeza del mundo marino mediante una metáfora visual en el patio del Hotel Neptuno. Un espacio que invita a dejarse llevar por los juegos de luces y movimiento generado por la agrupación caótica de piezas suspendidas sobre el techo que se mueven de forma caprichosa como las columnas de algas o los bancos de peces del océano.


El centelleo de las piezas por la reflexión del material, las sombras proyectadas y el lecho de cantos rodados negros retroiluminados como fondo visual hacen del recorrido en los ascensores panorámicos del hotel una nueva experiencia en la contemplación del espacio del patio. El efecto se enriquece con unos proyectores RGB de leds proyectando luz rasante que matiza el relieve y refuerza la textura de la arena, en la que los ciclos lumínicos generan una vibración cromática que evoca la corriente del agua en la orilla.


No es la primera intervención de Joseán Vilar en este espacio. Ya en 2006, creo un espacio –Sand Lounge- de espera en el vestíbulo en el que los visitantes levitan sobre una lamina de arena peinada que se retroilumina dibujando líneas de luz. En el trabajo de Joseán Vilar se aprecian ligeras referencias al poeta alemán de la Luz; Ingo Maurer, quien más que diseñar, consiguió modelar la luz, domarla para crear un universo mágico en el que incluso se olvidase que esos objetos se crearon en algún momento con el propósito de iluminar o ambientar. Vilar sigue la estela pero se maneja mejor en instalaciones abandonando el objeto concreto en su trabajo.


La hostelería se adapta a las nuevas tendencias. La ciudad de Valencia ha cambiado mucho en los últimos años y el usuario ya no sólo demanda un campamento base correcto desde el que conocer los secretos de la urbe. Ahora, se demandan espacios que trasmitan sensaciones y qué mejor que acercar el mar al Hotel, especialmente si estas junto a uno de los litorales turísticos más importantes del mediterráneo. Eso sí, nos busquen aquí deidades cabalgando las olas sobre caballos blancos, sino dos obras que toman el mar como fuente de inspiración para generar nuevas experiencias en el recorrido por el espacio interior de un edificio.

Más información sobre Joseán Vilar en joseanvilar.wordpress.com

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