Paco Galiñanes: el respeto por la piedra en una casa gallega repleta de historia
Bajo el nombre de Casa Albor, el estudio de arquitectura gallego ha desplegado un proyecto de arquitectura e interiorismo en el que tradición y contemporaneidad mantienen un diálogo sincero y enriquecedor para ambas partes.
La rehabilitación de Paco Galiñanes que recupera el valor tradicional de la piedra. El estudio de arquitectura gallego ha rehabilitado Casa Albor, una vivienda histórica ubicada en el barrio marinero de San Tomé en Cambados, Pontevedra, acentuando los pilares esenciales del proyecto original. En esta dirección, la intervención respeta los muros de piedra tradicionales, que le aportan una visión diáfana y contemporánea a todo el conjunto.
La rehabilitación desde el respeto a la estética tradicional ha sido el eje principal de la actuación de Paco Galiñanes. En la presentación del proyecto, el estudio ha asegurado que “la vivienda reflejaba los signos del paso del tiempo, pero los elementos de mampostería mantenían intacto su potencial”.
En este sentido, Paco Galiñanes ha añadido que “la vivienda había experimentado una intervención en la segunda mitad del siglo XX y nuestro proyecto buscó, por un lado, respetar la autenticidad de la edificación original y, por otro, implementar las comodidades del diseño actual”. Con esta mezcla, el equipo ha buscado mezclar la esencia tradicional del espacio con las nuevas tendencias que distinguen al mercado actual.
Los muros de piedra tradicionales
Para materializar esta idea, los detalles estuvieron meticulosamente cuidados. Por ejemplo, los canteros restauraron los muros de piedra diseñando carpinterías de madera que respetaran el proyecto original, “para que la vivienda no perdiera ni un ápice de su carácter y personalidad”. Además, con el objetivo de potenciar la entidad de la arquitectura propia del caso antiguo de Cambados, la rehabilitación empleó materiales del entorno, como el granito y la madera.
Actualmente, la vivienda de 200 metros cuadrados organizados en tres plantas es el hogar de una familia de tres personas. En la planta baja se ha apostado por generar un espacio abierto, que ha eliminado el garaje y ha destinado la totalidad de su anchura para la zona de estar. El patio anterior, que se ha pavimentado con las losas de granito, está conectado con este espacio.
En el primer piso se ha organizado la zona de noche, dividida en tres dormitorios y dos baños. Para conectar espacio, la escalera es uno de los núcleos esenciales del proyecto. El estudio gallego ha añadido que “hemos recuperado los muros originales de piedra que estaban ocultos y que recorren toda la vivienda de arriba abajo, mientras que la barandilla metálica que conecta las tres plantas destaca por su ligereza, generando un contrapunto a la solidez de los muros de carga de piedra”.
Por último, el despacho de arquitectura, buscando potenciar la luminosidad en el interior de la vivienda, ha abierto un amplio ventanal en cubierta para iluminar la escalera. De esta manera, “la luz cenital que baña los muros de piedra resalta las cualidades naturales de la mampostería de granito, y contribuye a crear una atmósfera de armonía y serenidad”, según consta en la descripción.