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salón con alfombra vede y chimenea

Una casa decorada en tonos beiges y madera con mucha personalidad.

La arquitecta e interiorista Andrea Arqués ha reformado esta casa en Barcelona para adaptarla de vivienda familiar a piso para una pareja. Se optó por abrir espacios para ganar amplitud y dejar pasar la luz, y el resultado no podía ser más elocuente: una casa decorada en tonos beiges y maderas nobles con mucho carácter.

Cambio de vida sin cambiar de casa

La voluntad de este proyecto en Barcelona, firmado por la interiorista Andrea Arqués, era adaptar la vivienda a las nuevas necesidades de los clientes, que habían pasado de ser una familia numerosa a ser una pareja que estaban solos en casa. Por ello, tenían nuevas necesidades, como transformar la cocina y abrirla al comedor con la intención de ganar luz solar, o ampliar el salón porque ahora podían prescindir de algunas habitaciones, optando por una distribución semi abierta entre salón, el comedor y la cocina.

En el salón, sillón Lounge Chair y otomana de Charles & Ray Eames. El
sofá es de Atemporal.

Así, la primera medida a llevar a cabo fue ampliar el salón y la habitación principal, integrando nuevos elementos en cada espacio. Para ello, se abrieron dos espacios que comunican el salón con el comedor y la cocina, y se añadió una chimenea de gas cubierta en mármol emperador. No fue posible abrir completamente el espacio, ya que había dos pilares. «Creamos dos columnas con intención de tapar los pilares existentes, y aprovechamos para generar una acotación entre el salón y el comedor permitiendo que toda la luz de la fachada llegará hasta el final del comedor», comenta Andrea, fundadora del estudio de arquitectura A Studio.

Todo el suelo de la casa es de madera sucupira, instalado por Nico Parquet.
En el comedor, sillas CH23 de Carl Hansen & Søn en nogal y
mesa NVL Table, de Jean Nouvel. La lámpara colgante es el modelo Bohemia de Marset y, al fondo, aparador Anita’s Cabinet, un diseño del estudio por A STUDIO.

El objetivo era complacer las nuevas necesidades del cliente, y entre ellas estaba el aprovechar el máximo de luz natural y conectar los espacios, pero preservando un punto de intimidad. Así surgió la propuesta de las puertas correderas Albed, colocadas entre la cocina-comedor y el recibidor-comedor, que permitiría que la luz atravesara sus cristales. La pequeña malla de aluminio simulando un textil crea una percepción de intimidad entre los espacios.

Una cocina beige de madera de nogal

En la cocina blanca se mezclaron mármol y madera de nogal.

La materialidad del proyecto nace del parquet original de madera sucupira, muy resistente, que ya estaba en la vivienda y había que mantener, restaurar y recolocar. «Este tipo de madera oscuro nos pidió integrar en nuestra paleta de material al nogal americano que en tono y presencia se fundía con el suelo creando un espacio cálido y sereno», apunta la arquitecta. Todo el mobiliario se hizo a medida siguiendo este patrón de materiales: nogal, mármol emperador y los lacados en tonos arena pálidos. Todo un acierto.

cocina en tonos beige, madera y mármol y grifería negra

En el dormitorio principal, se siguió la misma gama cromática y material, creando un espacio sereno que transmite calma y relajación. El toque original viene dado por el acceso en curva en una de las esquinas de los armarios, que se aprovechó para crear una estantería que hace las veces de envolvente y contrasta con la textura de las paredes, una de ellas con papel pintado, también en tonos arena.

estantería de madera de nogal en dormitorio
dormitorio con papel pintado
En el dormitorio principal, mesitas de noche diseño de A Studio y
apliques de Marset.

Fotografía: Claudia Mauriño

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