Dos grandes estanterías vertebran esta colorida vivienda en Getxo.
El estudio BeAR architects firma esta reforma en Getxo que transgrede los límites interiores de una casa. La geometría propuesta por los arquitectos vascos, que se basa en dos grandes estanterías longitudinales, plantea nuevas posibilidades domésticas y espaciales en la vivienda.
Contenedor y contenido
Estamos acostumbrados a ver actuaciones arquitectónicas que cambian el uso del patrimonio construido. Fábricas abandonadas reconvertidas en centros culturales, antiguos hospitales transformados en colegios e incluso vemos cómo surgen equipamientos sociales sobre los vestigios de antiguos centros penitenciarios. Estos proyectos muestran las infinitas posibilidades relacionales y espaciales que existen entre contenedor existente y contenido propuesto. Pero, ¿qué sucede si esta concepción la trasladamos al ámbito doméstico?
Durante el siglo pasado se construyeron viviendas siguiendo una estructura formal muy rígida. Asociada a una tipología familiar concreta, la casa del S.XX nos ha dejado como legado largos pasillos, habitaciones diminutas —a veces incluso sin ventana— y cocinas alejadas del comedor. Por ello, son necesarias propuestas novedosas que transgredan los límites existentes y propongan narrativas interiores acordes a las necesidades domésticas actuales.
Encontramos un buen ejemplo de esta evolución espacial en el último proyecto del estudio vasco BeAr Architects. Han diseñado una vivienda de 120 m2 en Gexto (Vizcaya) que se muestra ajena a los límites preestablecidos que dictaminaban las directrices perimetrales del apartamento original. Con ello consigue multiplicar la superficie útil de la vivienda aportando dinamismo y vanguardia a una casa del siglo pasado.
El mobiliario a medida como protagonista del proyecto
La estrategia del proyecto empieza por vaciar la vivienda original para introducir dos grandes estanterías diseñadas a medida que recorren longitudinalmente el conjunto. Se trata de elementos servidores que permiten ordenar el espacio, almacenar objetos esenciales y compartimentar estancias como los baños y el gimnasio.
La cocina es la gran protagonista del proyecto. Se trata de un objeto de granito —casi escultórico— de formas poligonales que preside el comedor. Una cocina abierta para cocinar mientras se disfruta de las vistas, con los amigos y para los amigos.
Corcho, soluciones industrializadas y mucho color
La materialidad del proyecto juega con los colores y las texturas. La paleta cromática en tonos amarillos y verdes impregna de energía cada una de las estancias.
Los acabados escogidos por BeAr ofrecen un binomio interesante. Por un lado encontramos materiales aparentemente fríos como el alicatado que reviste paredes y suelos en la zona intermedia de la vivienda. Por otro, materiales naturales y cálidos como el corcho o la madera de pino natural se utilizan para enfatizar zonas comunes y de apoyo.
Fotografía: Luis Díaz Díaz