Una casa de estilo clásico en Valencia, el mejor ejemplo de cómo llevar a cabo una reforma contemporánea.
Viruta Lab, un estudio de arquitectura e interiorismo con sede en Valencia, ha logrado rehabilitar con éxito una casa de estilo clásico en el centro de la Ciudat Vella, potenciando la nobleza de sus techos y sus elementos originales, como suelos y carpintería
Recuperar el patrimonio pero desde la modernidad
El centro histórico de Valencia exhala tradición, arte y cultura. Sus edificios bajos y coloridos albergan viviendas centenarias rodeadas de coquetas y animadas plazas. En uno de ellos, ubicado en la calle en Sala, se encuentra esta casa diseñada por María Daroz y David Puerta, el equipo creativo del estudio valenciano de arquitectura y diseño interior Viruta Lab.
Esta vivienda de 150 m2 proyecta el valor de la tradición y el gusto por los oficios antiguos desde el prisma de la contemporaneidad. En ella, se ha realizado un minucioso trabajo de conservación de las piezas históricas preexistentes. A través del profundo bagaje del estudio en la conservación de patrimonio arquitectónico, se ha conseguido devolver la esencia y el lugar a todos los elementos de la vivienda.
Una casa de estilo clásico y renovado
Ejemplo de ello son las escultóricas y antiguas puertas talladas en madera que se han recuperado potenciando así la nobleza y artesanía de su ebanistería. La alfombra de azulejos tradicionales que viste el suelo del espacio es un auténtico homenaje al legado cultural de la cerámica valenciana, como es el mosaico de Noia. Además, sorprende en el dormitorio principal una clásica chimenea de mármol que devuelve el encanto burgués del salón anteriormente ubicado en esta zona, mientras que crea un ambiente cálido y acogedor.
En esta rehabilitación integral, se ha estudiado la funcionalidad de cada una de las estancias y se ha realizado una distribución actualizada a nuestro tiempo. En ella, se han dispuesto las zonas de día más próximas a la entrada y la zona de noche en el lado opuesto, favoreciendo así, por un lado, la privacidad de estos espacios y, por otro, una secuencia más fluida de las áreas de convivencia.
Por otra parte, Viruta Lab ha creado nuevos lenguajes a través de las tonalidades. Una paleta mínima de color establece el diálogo perfecto entre pasado y presente. El blanco y el gris marengo conviven en armonía para dar protagonismo a la fuerte identidad que desprende la vivienda.
Fotografía: Sievers&Carregui