Aquí ‘Fabrica’ Benetton el talento creativo.
En 1994, el tándem formado por Luciano Benetton y Oliviero Toscani puso en marcha un innovador y visionario centro de investigación en Treviso para jóvenes creativos menores de 25 años. Su finalidad: pensar, soñar, imaginar y transgredir la comunicación fuera de cualquier límite. Lo llamaron Fabrica y lo aderezaron con la geometría austera y contundente del arquitecto japonés Tadao Ando. En sus casi 30 años, han pasado por aquí más de 800 creativos. Los últimos, tutelados por el cineasta español Carlos Casas.
El templo de Luciano y Oliveiro
En los tiempos actuales, en la era de los smart devices, la inteligencia artificial, el metaverso y a las puertas del 6G, hablar de incubadoras creativas suena poco novedoso. Sin embargo, si retrocedemos 28 años, la idea de montar un laboratorio para desarrollar el talento creativo de jóvenes artistas fue toda una revolución. Luciano Benetton y Oliviero Toscani, almas máter de la archiconocida Benetton, concibieron algo que por aquel entonces pocos entendían: un espacio para dejar fluir la creatividad y, así, avanzar en materia de comunicación.
Llámenle incubadora, laboratorio, think tank, brainstorming o como guste. El hecho es que, desde 1994, Fabrica Communication Research Centre, a las afueras de Treviso, se ha convertido en el templo de jóvenes diseñadores, artistas, video-makers, fotógrafos, músicos y creativos en general, procedentes de todas las partes del mundo.
La extinción, con Carlos Casas
Cada seis meses, Fabrica acoge una veintena de talentos. Durante medio año, viven, conviven, trabajan, intercambian ideas y reciben formación de otros creativos. Al finalizar, desarrollan un proyecto en torno a una temática concreta que deben abordar desde un punto de vista contemporáneo y de futuro.
En su última edición, los fabricantes (así es como denominan a los residentes) han explorado «la extinción». El español Carlos Casas, cineasta, ex-fabricante de la hornada del 98 y actual Director del Programa Fabrica, nos cuenta que «la idea era trabajar el concepto de extinción actual, en qué punto estamos, cómo la reinterpreta cada uno». Como resultado, ha acontecido la exposición colectiva Just Passing Through (solo de paso), que explora múltiples respuestas a los cambios y al colapso mundial actual, bien sea en el terreno personal, social, material o ambiental. Algunos, por ejemplo, han percibido la extinción desde un punto de vista de género, cada vez más fluido; otros, desde el vacío.
Hands on!
Fabrica no tiene en ningún caso una voluntad académica. Nada más lejos que eso. Aquí se centran en el hands on. Su máxima es el learning by doing, la experimentación, aprender practicando. Con las manos en la masa, vaya. Por ello, a lo largo de cada semestre, visitan las instalaciones ex-residentes, mentores, artistas y profesionales que vienen a nutrir y a nutrirse. Porque esto es un sendero de doble dirección. Tanto aprenden los jóvenes, como los consagrados. Nombres célebres como el de Jaime Hayon, Laia Abril o Sam Baron forman parte del elenco de ex-fabricantes.
Aquí se crea un micro-mundo ajeno a todo. Se respira otro mood. Es como aislarse de todo, para reinventarlo de nuevo. Todo se mezcla. Las culturas y, especialmente, las disciplinas. Músicos que se atreven con el diseño gráfico, video-artistas que se lanzan con el happening. El melting pot creativo es ilimitado.
Envueltos por la arquitectura de Tadao Ando
Cabe decir que el entorno ayuda, y mucho, a que brote tanta creatividad. La arquitectura de Tadao Ando, tan pura, simple y categórica a la vez, se convierte en un lienzo para los jóvenes artistas. Un espacio vacío que los residentes deben llenar de ideas.
La conclusión que una saca tras visitar Fabrica es que, más allá del aprendizaje al uso, el laboratorio de Benetton y Toscani viene a ser un punto de inflexión para los artistas. Con 22-25 años, aterrizan aquí en un momento muy frágil de su carrera-vida, tras haberse licenciado. Una etapa crítica en la que deben decidir si quieren, de verdad, ser artistas; si van a aventurarse en una profesión tan enriquecedora, como, a menudo, inestable. Y, a juzgar por la motivación que se respira, es fácil imaginar la decisión final de todos ellos.