Aluminio, el metal infinito.
Ligero, resistente, duradero, sostenible… Las bondades que el aluminio ofrece a sectores clave como el industrial, los transportes, la electrónica o la edificación parecen ilimitadas, casi tanto como su capacidad de reciclado. Conozcamos más de cerca este material que, como buen metal, no pasa de moda.
Dicen que nada es para siempre. Sin embargo, hay elementos químicos que ponen en duda esta afirmación, como es el caso del aluminio. Más allá de su innata capacidad de soportar bien el paso del tiempo, la continua aplicación de I+D ha favorecido su uso y la prolongación de su vida útil.
Comparado con la metalurgia, nacida hace más de 5.000 años, el aluminio es un metal moderno que en apenas dos siglos ha revolucionado nuestra forma de vida. Cápsulas de café, ventanas, reactores nucleares, carcasas de teléfonos móviles, portátiles o tabletas, aviones, coches, papeles decorativos… Miremos donde miremos, el aluminio rodea nuestras vidas.
Un poco de historia
Su descubridor, el químico danés Hans Christian Ørsted, fue el primero en aislarlo en 1825, aunque no de forma totalmente pura. Dos años después, el químico alemán Friedrich Wöhler, mejoró el proceso hasta conseguir un polvo fino y lograr determinar su densidad y ligereza.
Al principio, la producción era tan costosa que se consideraba un material de lujo. Tal era la exclusividad que se le atribuía que el mismo Napoleón III pidió fabricar una vajilla de aluminio para homenajear a sus invitados.
Con el paso del tiempo, y como consecuencia de las nuevas técnicas de extracción, el aumento de producción, su abundancia y la consiguiente caída de los precios, el aluminio pasó a ser considerado un material común. Tanto que es el metal no férreo más producido en la actualidad.
Y es que todo son ventajas
Resistente, ligero, buen conductor, libre de tóxicos, de una vida útil prolongada… Son tantos los beneficios que atesora el aluminio que su aplicación en diferentes tipos de sectores es casi una obligación.
Sin embargo, a día de hoy, lo que más llama la atención de este material es su capacidad de reutilización y transformación. Y es que el aluminio se puede reciclar al 100% un número ilimitado de veces, sin que en este proceso pierda ninguna de sus propiedades. Su reciclaje, además, supone un importante ahorro de energía, ya que su recuperación requiere únicamente el 5% de lo que supone obtener aluminio nuevo, también llamado aluminio primario. De ahí el elevado valor de su chatarra.
A todas estas ventajas, el hecho de que en cada una de sus fases (producción recuperación y reciclado) aporte valor y no genere residuos, favorece de manera directa la economía circular.
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