Plutarco llena de vida y color una antigua vivienda madrileña de 1920.
El estudio madrileño Plutarco ha sido el encargado de transformar una antigua vivienda de 1920 situada en el barrio de Palos de la Frontera, en un apartamento único donde el uso del color juega un papel fundamental.
La transformación de una vivienda de 1920
La vivienda original, en la tercera planta de un edificio situado junto a la estación de Atocha, contaba con una distribución poco funcional. Por ese motivo, para optimizar los 67m2 de superficie, la primera decisión que tomó el estudio madrileño Plutarco fue unificar espacios y optar por elementos flexibles que permitan diferentes disposiciones.
Otra característica de las viviendas de esta época son los techos altos. En este caso, la altura libre eran más de 3m. Por ello, se ha aprovechado esa cualidad espacial delimitando espacios con paredes que no lleguen hasta el techo.
Respecto la disposición formal de las piezas del programa funcional, se ha optado por unificar el salón comedor creando una zona diáfana en contacto con la fachada exterior del edificio. Aprovechando la distribución en T de la vivienda original, los elementos servidores -cocina y baño- se han situado en el acceso.
El único elemento completamente cerrado de este apartamento es el inodoro y la ducha. El baño queda disociado, situando el lavamanos fuera del cubículo anterior, e integrándolo en un módulo de almacenaje revestido con espejos.
La importancia del color
La selección de colores no ha sido arbitraria. De hecho, se ha concebido la gama cromática como un elemento constructivo más en la reforma de esta vivienda.
Tomando como referencia a grandes maestros de la arquitectura de la talla de Le Corbusier y Alvar Aalto, se utiliza un color distinto para cada plano de la geometría de este apartamento. Encontramos beige cálido en paredes, verde-agua en el techo y colores terracota para destacar elementos como las carpinterías, los frentes de la cocina y el panelado de madera.
La materialidad también ha sido un elemento clave en el proyecto de Plutarco. El suelo de roble contrasta con el panelado de madera teñida y los elementos textiles que delimitan los espacios.
Mobiliario de diseño cuidadosamente seleccionado
Para el mobiliario y la decoración, Plutarco ha apostado por piezas de reconocidos diseñadores contemporáneos como Muller Van Severen, que firma la lámpara del comedor. En este espacio también destaca la butaca 637 Utrecht diseñada por Gerrit Rietveld para la empresa italiana Cassina.
También se han incluido objetos de marcas contemporáneas como Hay, Hem o Ferm Living que aportan toques de color al conjunto. Mencionar también las piezas de diseñadores españoles como la alfombra del salón de nanimarquina y la lámpara de noche del madrileño Lucas Muñoz.
Fotografía: Germán Saiz