Este piso del centro de Girona afronta el futuro sin obviar su majestuosa historia.
Almeda Estudi está detrás de la reforma integral de este piso de 135 m². La vivienda, ubicada en la Plaça del Vi, destaca por sus espacios diáfanos. También se han respetado y recuperado para la ocasión elementos originales como, por ejemplo, sus paredes de piedra.
El pasado y el presente conviven en armonía
Situada en la majestuosa Plaça del Vi del casco antiguo de Girona, Almeda Estudi se ha encargado de rehabilitar íntegramente este piso de 135 m². En realidad, está rodeado de edificaciones señoriales que datan del siglo XV.
La escalera del bloque respeta la singularidad arquitectónica y las raíces del edificio. Es más, conserva los peldaños de mármol natural y el montacargas original, con ornamentaciones de hierro forjado y madera. También, los cableados vistos e interiores únicos de la época, por lo que parece que se hubiera detenido el tiempo.
Dos zonas distintas (y ahora unidas)
Originariamente estaba dividida en dos zonas muy diferenciadas. En primer lugar, en el área oeste, estaba la zona del servicio, más funcional y menos lujosa; ahí había la cocina, un espacio de droguería, un dormitorio y un baño al que se accedía a través de un pasillo muy estrecho. En segundo lugar, la cara este, más iluminada y con vistas a la plaza y el Pont de Pedra, es donde los propietarios vivían. De hecho, al acceder, había un recibidor que conducía a la sala de estar y el comedor, al igual que un pasillo que conectaba los dos dormitorios y un baño.
La reforma aporta un salto cualitativo a la vivienda sin perder la esencia y el alma del edificio. Sobre todo, se han creado nuevas aperturas para obtener una planta más libre y proporcionar diferentes puntos de fuga. También, gracias a la presencia de las tres fachadas y esta visión más diáfana, se ha potenciado la entrada de iluminación natural. Además, se ha redefinido el uso de cada espacio, articulando cada aposento para proporcionar una mayor fluidez, coherencia y comodidad al usuario.
Luminosidad y armonía visual
La zona de día, situada en la primera nave, consiste en una superficie diáfana en la que comparten espacio la cocina, el comedor y la sala de estar. Gracias a los balcones que hay a ambos lados de la fachada, se ha garantizado que la luz natural y la ventilación cruzada estén siempre presentes.
La zona de noche, situada en la segunda nave, podría parecer una prolongación de la zona de día. No obstante, el dormitorio principal y la biblioteca, aun estando abiertas en el espacio, se pueden privatizar mediante un nuevo elemento sumamente característico. Concretamente, dos puertas corredizas de vidrio y perfiles metálicos de carácter industrial.
Asimismo, combinando pasado y presente, la intervención incorpora un sobrio juego de materiales que coexiste con la historia de la vivienda. Por ejemplo, se han restaurado cuidadosamente y recuperado las paredes de piedra, la vuelta o las aperturas de madera originales.
Por último, cabe destacar que en el conjunto domina una gran armonía visual. Debido al contraste de los tonos ocre y marrones del parqué, la piedra, los lacados negros de las vigas y el mobiliario, el piso derrocha muchísima personalidad.
Fotografías: Joan Diví