The Smile, la gran sonrisa a vista de pájaro de BIG en Nueva York.
El vibrante entorno urbano del barrio neoyorquino del East Harlem acoge el último proyecto de BIG. El estudio liderado por Bjarke Ingels es el autor de The Smile, un desarrollo residencial de uso mixto que reinterpreta la histórica Ley de zonificación de 1916. Una normativa según la cual la ciudad de Nueva York impuso la construcción de torres de fachada escalonada para permitir que la luz y el aire regresaran a los paisajes urbanos.
Viviendas BIG a precio asequible
Situado en la calle 126 y con una superficie de más de 24.000 m2, el nuevo edificio alberga 233 viviendas, un tercio de ellas de precio ‘social’. Todos comparten las impresionantes zonas comunes, que incluyen un gimnasio, un spa húmedo y sauna, áreas de trabajo compartido y piscinas en la azotea.
De bloque a nivel calle, a voladizo
Concebido como una estructura de tres puntas en forma de Y que se extiende entre las calles 125 y 126, The Smile se transforma a lo largo de su recorrido. De bloque tradicional a nivel de calle se convierte en un gran voladizo sobre un edificio comercial existente.
La forma y geometrías únicas de The Smile permiten a los lugareños disfrutar y habitar el espacio de una forma completamente nueva, que a través de conexiones visuales entre las dos calles permite una experiencia de vecindario más cohesiva.
Sonrisa a vista de pájaro
Con una geometría festoneada que reinterpreta la Ley de 1916, The Smile se curva suavemente hacia adentro a medida que se eleva hacia el cielo. De esta forma, el edificio se separa del trazado de la acera, con un gesto sencillo y elegante, que dibuja una sonrisa (la que le da nombre) y permite inundar de luz natural la calle.
Inspirada en la superficie texturizada de la luna, la fachada se mezcla con el ladrillo rojo y negro de los edificios vecinos. Las ventanas, que reproducen las del barrio que lo acoge, se combinan con paneles de acero inoxidable ennegrecido fabricados a mano en Alemania. Producidos mediante una combinación de tratamientos mecánicos, químicos y electroquímicos, y sin ninguna laca, crean una superficie natural y duradera.
Un gran damero de ajedrez
La configuración de los paneles permite que cada elemento refleje el cielo y la luz de forma ligeramente diferente, generando diferentes tonos de negro. El sistema de paneles de fachada en forma de tablero de ajedrez permite ventanas de suelo a techo que abren impresionantes vistas sobre la ciudad.
Dentro, los residentes se sumergen en una explosión de rojos, azules, verdes y amarillos. Estos llamativos colores se inspiran en la cultura e historia puertorriqueña y caribeña de Harlem, el arte callejero del vecindario y el Graffiti Hall of Fame cercano. Los multicolores y espejados buzones, las baldosas de colores y los muebles de madera con la misma forma curva del edificio prolongan la fachada hacia el interior.
Fiel reflejo de su vecindario
La paleta de materiales, el patrón de mosaico en espiga y los llamativos colores inundan las cabinas de los ascensores y los vestíbulos residenciales. Se impregna así el edificio con un único carácter, que encarna el de su animado vecindario.
Las viviendas se tiñen con una paleta minimalista y más neutra. Las situadas en el lado norte del edificio y con vistas abiertas al Bronx destacan por su estética industrial, con techos y pilares de hormigón visto. Otros acabados, como las cerchas de acero visto de las viviendas del lado sur o los gabinetes de acero inoxidable fabricados en Italia, aportan unidad.
Gran oferta de espacios comunes
Los espacios comunes incluyen un gimnasio, un salón y un espacio de coworking con vistas a la galería de seis plantas que aporta luz natural. Aquí los azulejos de colores y acero ennegrecido del exterior se combinan con los acabados utilizados dentro de los apartamentos. Para iluminar se han elegido las Alphabet Lights de Artemide, cuyo gesto curvo imita la forma externa del edificio.
El espacio de galería interior que queda entre el edificio comercial existente en la calle 125 y The Smile está coronado por un tragaluz. Su diseño resalta el contraste entre lo antiguo, materializado en la fachada vecina de ladrillo original, y lo nuevo, a través de detalles contemporáneos.
El spa de baldosas de mármol que reproducen la misma curva del edificio, y la sauna de madera permiten a los residentes relajarse.
Funcional durante todo el año, la azotea incluye cuatro piscinas (una para los meses más cálidos y tres hidromasajes para los más fríos). Además de zona de barbacoa y espacios para comer, incluye una gran área de proyección para películas al aire libre y otros eventos comunitarios. Todo, con vistas a Central Park y al horizonte de Manhattan.
Fotografía: Pernille & Thomas Loof