El estudio Tres Cinco Uno da un toque industrial a un restaurante americano.
Huyendo de la estética propia de los diners y de las hamburgueserías, Bobby’s Gourmet BBQ se postula como uno de los locales con más personalidad de Bilbao. Las paredes de obra vista y el ladrillo pintado coexisten con el metal y la madera de roble en sus 120m2.
En compañía sabe mejor
Si vives en Bilbao, o bien piensas en breve hacer una escapada a la capital del País Vasco, toma nota. Y más si eres un amante confeso de la gastronomía puramente americana. En el barrio de Abando existe un restaurante que rompe de raíz con el estilo que caracteriza a los típicos diner y las hamburgueserías que has conocido hasta ahora. Su nombre es Bobby’s Gourmet BBQ, está diseñado por Tres Cinco Uno y se encuentra en el número 11 de la calle Alameda Urquijo.
Pablo Poblet y Carlos Carrillo, los jóvenes diseñadores de Tres Cinco Uno Creative Studio, están detrás de este local de 120m2. Su objetivo estaba claro: como la barbacoa americana tiene un innegable carácter social, no han dudado en diseñar el espacio bajo esa misma premisa.
Ese es el motivo por el que en su interior pueden apreciarse grandes bancos especialmente pensados para formar grupos. Aunque no tienes nada que temer: también cuenta con rincones protegidos, perfectos para cenas más románticas. De hecho, hay boxes enfrentados entre sí y pequeños reservados que conforman estos escondites más íntimos.
Un restaurante sobrado de carácter
Indiscutiblemente, Bobby’s Gourmet BBQ tiene una estética industrial. A eso contribuyen las paredes de obra vista y el ladrillo pintado, así como el respeto que los diseñadores han puesto en la estructura metálica ya preexistente con la que gozaba el local.
Para ejemplo de esto último, ahí están esas lámparas con pantallas metálicas que iluminan las mesas.
Todos estos elementos hacen de contrapunto con la madera de roble empleada en los suelos, las estructuras de los bancos y los grandes botelleros. La calidez viene dada por el uso de este material. Y, asimismo, por las lámparas de fibra natural diseñadas y fabricadas a mano para la ocasión por un artesano.
La entrada al restaurante también brilla con luz propia. En ella hay dos partes a destacar. Por un lado, una imponente barra panelada en verde que emula ser una gran nevera. Y, por el otro, un botellero de madera de roble repleto de botellas cuyas etiquetas respetan las tonalidades cromáticas del espacio.
Tampoco habría que obviar los grandes murales que coronan la sala, diseñados y pintados a mano.
O, en el caso de las paredes del lavabo, una curiosa colección de fotografías de después de la II Guerra Mundial en la que se ve reflejada la tradición de la auténtica barbacoa americana.