Impresionante casa prefabricada con cinco módulos, en pleno bosque.
Cinco módulos personalizados prefabricados de unos 15 metros de largo que se ensamblan antes de ser trasladados al lugar dan forma a esta vivienda en Canadá. Una apuesta por la sostenibilidad, con la que el estudio Figurr Architects Collective quiere optar a la certificación LEED Oro.
El proyecto da forma al sueño de sus propietarios de convertir la humilde casa de campo comprada hace 25 años en su segunda residencia. Con vistas al lago Manitou en Ivry-sur-le-Lac, Quebec, y construida con materiales locales y sostenibles, la casa prioriza lograr una huella ambiental extremadamente baja.
Un diseño modular único
«Transportar los módulos resultó ser todo un desafío. No sólo por sus grandes dimensiones, sino también por su complicado traslado a través de caminos rurales y bajo condiciones climáticas adversas», señala el arquitecto. Su construcción, que comenzó a finales de verano antes de la demolición de la casa existente, permitió a la familia no dejar de disfrutar de su residencia.
Diseñada por el arquitecto canadiense Richard Rubin de Figurr Architects Collective, la casa opta por mimetizarse con el entorno. Para lograrlo, las fachadas se revisten con un característico tono natural en referencia al bosque circundante. Planos y carpinterías en color negro opaco añaden un toque artístico al conjunto.
Grandes ventanales ayudan a capturar la belleza natural del entorno, inundando el interior de luz natural. «Esta luz solar directa ayuda a reducir los costos de calefacción e iluminación«, explica el arquitecto.
La casa ha sido diseñada para que cada miembro de la familia tenga su propio espacio personal. Dentro, la madera y los tonos claros del pavimento y algunos revestimientos generan una atmósfera cálida y muy acogedora.
Reservada para las áreas vivideras, la planta baja alberga un gran espacio diáfano con una amplia cocina-comedor y una acogedora sala de estar. Todas ellas, abiertas a un porche volcado al lago y al bosque, diseñado para no perturbar las vistas sobre el magnífico paisaje. Un taller de pintura y carpintería completan esta planta.
Fotografía: David Boyer