Un innovador concepto para una clínica dental.
Se trata de un pequeño local en Barcelona creado por el arquitecto Raúl Sánchez para una nueva clínica dental con un concepto y un diseño joven que rompe moldes y se aleja de los tópicos.
Situada en el centro de Barcelona, la clínica dental Impress, obra del arquitecto Raúl Sánchez , está orientada a los más jóvenes. El proyecto ha buscado crear un diseño fresco que representara a la marca y sus valores. Y con un objetivo claro: alejarse del estereotipo de este clase de locales, que suelen ser de color el blanco inmaculado, una asepsia total.
El proyecto de la clínica dental, que va dirigida a los jóvenes millennials y se basa en más tratamientos online y menos visitas presenciales, no necesitaba demasiado espacio. Por tanto, han bastado sus 80 m2 para organizar un acceso en la planta baja, el altillo y un sótano.
La clínica dental llama ya la atención desde el exterior. El cerramiento, dos grandes ventanas de acero inoxidable, no compiten con la geometría interior ni con la configuración de la fachada. Así, los marcos se colocan por el interior y dan la sensación de que hay una única ventana. Dos travesaños diagonales introducen nuevos ejes visuales y crean un juego de transparencias y opacidades. Así se aumenta la expectación de lo que depara su interior.
Un diseño geométrico con curvas que unifican y delimitan ambientes
El proyecto de Raúl Sánchez potencia las características geométricas del local, que aunque posee pocos en metros tiene una considerable altura. «Esto ha permitido –explica el arquitecto- reinterpretar el logo de Impress, una curva a modo de sonrisa, para generar así un conjunto de divisiones que unidas forman un gran conjunto-mueble que resuelve las necesidades funcionales: dos estudios, uno en planta baja y otro en el altillo, y un aseo».
Este elemento se ha alejado dos metros de la fachada para así permitir la creación de una recepción que está en estrecho contacto con la calle. Y logra que el interior del local se aprecie desde fuera. A la vez se aleja de una de las medianeras para dejar el paso de la escalera que conduce al altillo y el sótano.
La geometría de estas divisiones se basa en formas que van subiendo hasta coger la cota del altillo, aumentando la sensación de profundidad y espacio al crear distintos telones. De esta forma, aunque todo el interior es una única área abierta, se resuelve la necesidad de privacidad visual. Esto se ha logrado controlando las alturas y las vistas desde cada ambiente. Así el visitante nunca sabe lo que va a encontrar al otro lado de la pared.
Por último en la parte de atrás, un espacio vacío a triple altura lleva la luz natural al sótano dedicado almacén, vestuario y oficina. Al otro lado de este espacio se accede mediante una pasarela de vidrio a la sala de rayos X.
Una clínica espectáculo con su rincón instagrameable
En cuanto a los materiales, la madera de pino que forma las divisiones interiores es, sin duda, la gran protagonista y aporta una calidez poco habitual en una clínica dental. Para los elementos estructurales se ha optado por el color corporativo de Impress; un gran paño de chapa con una franja de color rojo corporativo acompaña la subida al altillo y tiñe el interior de reflejos rojos.
No podía faltar en una clínica para jóvenes ya nacidos en la era digital, el rincón instagrameable. Un rótulo de neón crea el imprescindible photocall para instagram. Los pacientes posan encantados en su visita al dentista. Y el juego cromático continúa. Encima, el color azul corporativo preside la pared sobre la curva de entrada. En el suelo, un pavimento de baldosas cerámicas, tiene las juntas del mismo color rojo de la pared metálica. En general, todos los elementos del interior lucen el color y textura que marcan las señas de identidad de la clínica dental.
El proyecto acaba de recibir varios premios por los valores comentados, alejándose de los tópicos y logrando un diseño adaptado a la marca. Su estilo y atrevimiento rompe convencionalismos y moldes y hace que acudir a una revisión bucal no sea tan dramático.
Fotografías: José Hevia