Una casa blanca y azul en Cala Molí, Menorca.
Espacioenblanco apuesta por la sencillez y la apertura hacia el infinito en esta casa de vacaciones en Cala Molí, completamente abierta al mar. El estilo mediterráneo, con su típica combinación de blanco y azul, impregna todo el interiorismo, convirtiendo la vivienda en una pieza escultórica del paisaje menorquín.
Una casa blanca y azul
Únicamente diciendo ésto vemos la postal. Podemos imaginar perfectamente un lugar fresco e idílico con olor a mar. Esa mirada hacia afuera, hacia el horizonte, es la que la interiorista Bárbara Aurell, fundadora del estudio de diseño de interiores Espacio en Blanco, ha querido recuperar en esta casa de vacaciones en Menorca.
Después de dejar que las ideas reposaran, el proyecto de Cala Molí tomó forma y se transformó en una pieza que, a pesar de conservar la escala y la atmósfera local, tiene una presencia contundente, a la vez que respetuosa hacia el lugar. De esta manera, la luz y las vistas inundan su interior.
Esencia menorquina
Según cuentan desde el propio estudio Espacioenblanco, las necesidades del cliente estaban claras: una casa despejada, muy práctica y polivalente para acoger a todos sus familiares y amigos; pero, sobre todo, querían mantener la esencia menorquina. En este sentido lo primero que Bárbara Aurell propuso fue abrir grandes ventanales y ordenar las cubiertas. Se tenía que respetar al máximo la arquitectura de la casa, pero también darle un aire más moderno, limpio y ordenado.
Se abrieron los espacios por dentro y se unieron al exterior con el objetivo de crear una única área y una nueva forma de vivir la casa. Tanto la pared lateral como frontal se descubrieron al máximo de tal manera que, con las ventanas abiertas, el porche pase a ser una nueva estancia de la casa.
Una piscina que se fusiona con el mar
Se creó así una zona compartida entre salón, cocina y porche exterior. Destacar que el gran porche de la casa da acceso a una piscina desbordante de color azul, desdibujando el horizonte del mar. Desde este umbral se difuminan los límites, fundiéndose los tonos azules de la piscina con del mar y potenciando esta sensación de continuidad.
Las sensaciones ligeras y relajadas se consiguen a partir de una serie de recursos muy concretos que se usan de manera radical en esta casa tan contundente. Recursos como la paleta de colores mediterráneos, azules y blancos, las chapas metálicas para construir una escalera lo más ligera posible y grandes aperturas en fachada potencian interiores luminosos y vaporosos para disfrutar de Menorca.
El proyecto de Can Molí limita el espectro de nuevos recursos, que contrastan y resaltan las partes originales de una casa arraigada a lo local. Sencillez, orden y líneas limpias.
La observación tranquila del lugar y sus habitantes, y el conocimiento de su modus vivendi ha proporcionado a la interiorista Bárbara Aurell una base sólida sobre la que aplicar contemporaneidad y fortalecer su patrimonio más valioso: la luz, las vistas y el mar.