Hacer la colada de buen rollo, en la Lavandería Morinha.
Su cerámica de color verde nos traslada a la antigua tradición portuguesa. Los llamativos neones rosas del rótulo nos conectan con el tiempo presente. El mármol, la madera, el microcemento y las plantas colgantes hacen el resto para convertir esta lavandería de Amarante (Oporto) en un lugar donde, sorprendentemente, apetece hacer la colada.
Lavandería Morinha, Self Service Laundry
Situada en el Distrito do Porto, al norte de Portugal, la Lavandería Morinha llama la atención por su estética moderna con pinceladas tradicionales. Un efecto que el arquitecto Ulisses Costa, de stu.dere, y Civiurban han logrado gracias al mix de materiales. Así, su proyecto de interiorismo transforma un local aparentemente poco apetecible como es una lavandería, en un lugar moderno donde ir a pasar la tarde.
Porque así es: en la Lavandería Morinha uno no solo va a hacer la colada, sino a disfrutar de un rato agradable, sociabilizando si se quiere con los demás clientes. Su agradable zona de espera invita a ello.
Verde para el auto-lavado
El área de auto-lavado tiene ese ese aire tradicional de los antiguos lavaderos comunitarios. Obviamente, modernizado. Esta sensación se potencia sobre todo con el color elegido para la cerámica, de Aleluia Cerâmicas, que cubre las paredes: el verde. Sobre ella, las iluminarias redondas Glo-Ball de Flos aportan el toque final.
Servicio especializado tras la gran puerta metálica
La lavandería se extiende sobre un área de 200m2, en la que se han fusionado dos locales. Además de la zona de espera y la de autoservicio, cuenta también con un un espacio destinado al servicio especializado. Éste cuenta con un horario más reducido, así que los interioristas crearon una gran puerta metálica (alineada con las paredes circundantes) para cerrar esta zona cuando las necesidades así lo requieren.
Microcemento, el material perfecto
El pavimento elegido para toda la lavandería es el microcemento. Además de estar en línea con las soluciones estéticas actuales, es un material muy resistente para zonas de mucho tráfico de gente. Es, además, impermeable. No precisa juntas ni selladores, por donde se pueda colar el agua, y tiene un mantenimiento fácil.
Naturaleza y mármol
Las plantas suspendidas en el techo emanan vida desde lo alto y enfatizan la frescura del ambiente. Bajo ellas, las mesas de mármol para apoyar, doblar o trabajar nos conectan, de nuevo, con esos antiguos tanques de piedra donde antiguamente se golpeaba la ropa. De nuevo, una alusión a la tradición que los interioristas han querido transmitir.
Fotografía: Ivo Tavares Studio
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