Vivir entre plantas en el centro de Madrid.
El estudio Lucas y Hernández-Gil ha transformado un local comercial situado en el centro de Madrid en una vivienda dúplex + despacho profesional. Un oasis en plena capital.
Reconvertir un comercio en un lugar habitable es un complicado reto. Si además requiere transformar un espacio angosto y oscuro en una vivienda, aún más. La solución es jugar con la luz para vivir entre plantas: o así lo sugiere la casa A12.
Naturaleza y color
La entrada a la vivienda se realiza a través de una puerta que mantiene el espíritu comercial original, imitando la persiana de una tienda.
En el hall, la principal protagonista es la escalera. Parcialmente cubierta en chapa, es de vistoso azul klein rompiendo con el minimalismo imperante. Funciona como conexión entre dos mundos: «el sótano y la buhardilla», nos explican desde el estudio. Su interior además presenta un color diferente: así como el primer piso es blanco, el inferior es en tono salmón. El cilindro cuenta también en su interior con un lavabo sencillo.
Diversas notas de color continúan en el hall, en la forma del mobiliario diseñado por el estudio. Es un elemento fundamental a lo largo de todo el proyecto, aportando personalidad propia a todas las estancias. Desde la mesa amarilla del comedor, al negro y a la madera «más tradicionales» de la cocina. En este juego cromático, los arquitectos se han inspirado en los campos de color del pintor Mark Rothko.
Otro elemento del primer piso no es apto para los que sufren de vértigo: una celosía en el suelo del hall permite ver el nivel inferior, en el que se distingue el jardín interior. Una auténtica selva que recuerda a la estación de Atocha, y en la que se encuentran desde ficus hasta palmeras, pasando por las magníficas hojas de la monstera. Para Lucas y Hernández-Gil, es un homenaje a la casa romana y mediterránea, organizada en torno a un atrio. Las plantas son otra de las conexiones entre los dos niveles de la vivienda, ya que el acceso a las partes más privadas se hace por un pasillo de plantas.
Arquitectura de la luz
Pero para poder vivir entre plantas, era necesario abrir la casa a la luz natural. El punto de partida era un espacio profundo y muy oscuro, por lo que convertirla en luminosa ha sido el principal reto del proyecto. El estudio ha propuesto diferentes mecanismos, para conseguir llevar algo tan primordial a todas las estancias.
A través de materiales metalizados en techos y paramentos verticales, se ha multiplicado la luminosidad que entra desde la calle y los dos patios que estructuran la vivienda. Con el mismo objetivo se han colocado elementos como claraboyas, lucernarios, aperturas de muros… incluso el patio inglés, que recibe luz desde la calle. «Una especie de oasis, un jardín tropical de carácter surrealista» que conecta el piso superior con el inferior.
Los espacios conectados y abiertos a la luz permiten una circulación entre estancias que resuelve «un programa amplio en una estructura marcadamente lineal». El estudio ha diseñado así un paisaje interior configurado por la geometría, el color y la luz.
Fotografía: José Hevia