Artesanía al servicio de la tecnología.
A partir de un modelo en arcilla se puede obtener una máquina perfecta. Así es el diseño KODO.
En nuestro reciente viaje a Lisboa, pudimos conocer de forma exhaustiva el proceso de diseño del nuevo Mazda 3, que tiene su origen en un concepto que desde la marca japonesa se sigue al pie de la letra: KODO.
«KODO es el alma del movimiento» Tal como desde Japón pregonan, basándose en su milenaria cultura, sólo las manos de un artesano pueden transmitir alma a su creación. Es por eso que el nuevo modelo es la evolución de la pureza del diseño KODO, a través de un acabado artesanal y exquisito.
Porque un coche, aparte de ser una magna obra de ingeniería en la que cada detalle está perfectamente estudiado y calculado gracias al uso de potentes máquinas y ordenadores, no se puede concebir sin un modelo bien palpable. Para conseguir este diseño, Mazda cuenta con sus maestros takumi (匠 , la palabra japonesa que significa artesano).
Del modelo de arcilla al diseño Mazda
Los maestros Takumi trabajan sobre bloques de arcilla en modelos de tamaño real, que tras su cuidadosa manipulación llegan a conmover por su belleza. Encontrando así las líneas maestras de los diseños característicos de la marca automovilística.
El proceso es anterior al papel, al metal y al ordenador, y aporta una precisión y calidez sólo alcanzable gracias al trabajo manual. Tal como nos explicaron desde Mazda, «Los Takumi son artistas y artesanos que perfeccionan sus habilidades durante años, incluso décadas, para lograr la maestría. Su pasión, constancia y dedicación a su oficio se reflejan en cada coche, a través del toque humano».
A partir de los primeros modelos en arcilla, todo el departamento de diseño se pone a trabajar. Porque no es sólo la forma física la que se necesita para conseguir un vehículo como, por ejemplo, el nuevo Mazda 3. En él, las formas puras y superficies curvadas juegan con la luz creando reflejos únicos:
Los japoneses buscan en cada uno de sus modelos capturar la belleza dinámica de la vida. Así, el diseño va más allá de los parámetros tradicionales, trabajando a un nivel de detalle en el interior y el exterior que sus ancestros del País del Sol Naciente valorarían de forma más que positiva.
«Queremos que cuando veas uno de nuestros vehículos, evoques sentimientos como los que genera apreciar una obra de arte», nos han explicado.
Al ver la belleza del diseño Mazda, caracterizado por sus reflejos cambiantes que atrapan la luz y evocan velocidad, gracia y poder, se siente un impulso irresistible para conducirlo.