Se desvelan los primeros diseños de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
La cuenta atrás para los Juegos de la XXXII Olimpiada ya ha empezado. También para el diseño. Recientemente hemos conocido las creaciones para el mayor evento deportivo del mundo. Empezando por los pictogramas, y la antorcha olímpica.
La antorcha olímpica, una flor de cerezo
La flor más conocida y querida de Japón ha sido la inspiración para Tokujin Yoshioka a la hora de crear la nueva antorcha olímpica.
Con la llegada de la temporada de los cerezos en flor en marzo del próximo año, la antorcha olímpica, con el concepto Hope Lights Our Way (La esperanza ilumina nuestro camino) comenzará su viaje por todo Japón.
Uniendo la tradición y la tecnología moderna, la forma de la antorcha se asemeja a la de un emblema tradicional japonés de flor de cerezo o Sakura-mon. Para fabricarlo, se ha empleado la misma tecnología de extrusión de aluminio utilizada en la fabricación de los famosos trenes bala de Japón. Tokujin Yoshioka y su equipo han logrado formar una pieza única y perfecta que fusiona la tradición y la tecnología moderna.
Además, la antorcha olímpica de Tokio encarna el espíritu de recuperación y consideración para la sostenibilidad. Porque para crearlo se han usado residuos de la construcción de aluminio de las viviendas temporales construidas después del Gran Terremoto del Este de Japón. En una «transformación de los materiales que presenciaron la reconstrucción de vidas destrozadas en un símbolo de paz. Esto transmitirá al mundo la medida en que las áreas afectadas se están recuperando, paso a paso», nos han explicado desde el comité organizador de los Juegos Olímpicos.
Las cinco llamas generadas a partir del pétalo se unen en el centro de la antorcha, iluminando el camino con mayor brillo. Se han implementado varias innovaciones tecnológicas en la sección de combustión que enciende la antorcha olímpica, incluida la reacción catalítica.
Además, el peso y la forma de la empuñadura de la antorcha están diseñados para que sea fácil de manejar para cualquiera. Incluye una marca de posicionamiento que indica la parte frontal, indicada para aquellos con discapacidad visual. «Una antorcha creada para todos», ha resumido Yoshioka.
Homenaje a la tradición en los pictogramas
Otro básico del diseño de los Juegos Olímpicos: su gráfica. La primera vez que conocimos la representación de los deportes como signos figurativos fue también la primera vez que los Juegos tuvieron como sede Tokio: 1964. Es uno de los símbolos con más protagonismo de cada Olimpiada, y en esta ocasión no podía ser menos.
La inspiración del estudio de diseño de Masaaki Hiromura era pues clara: los pictogramas de Tokio’64. Un diseño respetuoso pero en línea con el lema «Innovación desde la armonía» de los próximos Juegos. Y que muestre el movimiento vibrante del cuerpo de los atletas, de la manera más atractiva.
El nacimiento de los pictogramas olímpicos en los Juegos de Tokio 1964 tuvo un objetivo claro: comunicar información para que todas las personas del mundo pudieran entender el deporte, independientemente de su idioma. Esta comunicación de información es su función principal.
Los más destacados de la Historia olímpica los firmó Otl Aicher, fundador de la escuela de Ulm y diseñador de los de Múnich’72. Icónicos por su aspecto artístico fueron los de Josep Maria Trias para Barcelona’92. También, los de Sídney 2000, que empleaban el boomerang típico australiano como base de su diseño.
«Los pictogramas deportivos son un identificador principal del programa deportivo de los Juegos Olímpicos, y funcionan en aplicaciones tanto funcionales como estéticas. Como un componente importante del aspecto de los Juegos», nos han explicado desde el comité organizador.