Ramón Esteve y su juego a través de la ventana.
El Portet es el nombre que recibe esta casa de casi 250 metros en la que confluyen tres características habituales de en la arquitectura de Esteve: la geometría de las formas, el protagonismo del blanco y la piedra, y las fachadas acristaladas.
En este caso, la forma se genera a partir de las condiciones de la parcela y busca como objetivo abrirse al exterior, en todos los sentidos, a través de recursos con un denominador común: el desplazamiento. Literal o metafórico.
Puesto que la casa se ubica en una parcela estrecha y alargada, la planta sigue su direccionalidad mediante un conjunto de prismas de distintas dimensiones.
Hasta aquí nada novedoso, si no fuera porque los volúmenes se unen bajo un efecto de desplazamiento. Esto es, creando separaciones entre unos y otros sin que lleguen a ser independientes.
Con ello aumenta “la riqueza espacial, la iluminación y la ventilación”, explica el arquitecto valenciano. Además de marcar una cierta separación entre los diferentes usos sin perder la continuidad entre ellos.
El segundo tipo de desplazamiento es literal: el de los acristalamientos correderos que sustituyen buena parte de la fachada. Este tipo de ventanales era necesario para diluir la línea que separa el interior del exterior, y que con ello la casa pueda no sólo abrirse al jardín sino apropiarse de él, aumentando sus dimensiones.
Los ventanales también sustituyen parte de las paredes de la fachada hundidas entre los módulos. De este modo la sensación de independencia entre estos últimos es más real. Por otra parte, la disposición irregular rompe la sensación de ventana convencional y se muestra más como una celosía que como un ventanal.
Las aberturas, por cierto, se distribuyen de manera que, al abrirlas, generan corrientes de ventilación cruzada, y aprovechan y protegen la vivienda del sol.
Ventanas de aluminio
La linealidad de las formas se aplica en todos los detalles, carpintería de los ventanales incluida. En este caso, el estudio de arquitectura ha optado por una ventanas de aluminio de Technal con un perfil tan fino que pasa desapercibido desde la visión de frente.
El propio Ramón Esteve lo explica en el siguiente vídeo:
Los volúmenes cuentan con diferentes alturas, los cuales marcan la distribución de la casa. Los más bajos sólo tienen una planta y se destinan a las zonas públicas de la casa. Los más altos tienen dos plantas y se destinan a las habitaciones. En el centro, una pieza sobresale del resto por altura y material: un muro de piedra que dota de “envergadura” el acceso a la vivienda.
En cuanto al exterior, la línea sigue la dirección de la casa mediante elementos como la piscina que se mezclan con los del interior, fundiéndose la casa y el paisaje en un todo.
Fotografías y vídeo: Alfonso Calza