Yakiniku Rikyu, la mirada elegante del restaurante japonés.
Japón es de esos países que se pueden representar de mil maneras. Pero siempre hay dos conceptos que se repiten en todas sus formas: tradición y modernidad.
En el restaurante japonés Yakiniku Rikyu la parte tradicional pesa mucho por la propia fascinación del equipo de Stone Designs ante la actitud respetuosa de los propios japoneses hacia lo antiguo y propio. Pero lo interesante de su proyecto es que, aplicando un minimalismo de materiales, colores y elementos, consiguen aportar una visión moderna de dicho pasado.
Y con ello logran a su vez introducir lo moderno, la otra mitad de una dualidad que en la vida real también se entremezcla. Por ello, en este local de 200 metros cuadrados la madera de roble se funde con el acero inoxidable de forma natural.
No obstante, a través de la distribución de la planta, el restaurante se abre al público como una especie de túnel del tiempo de la cultura nipona, empezando por la época más actual.
Esta evolución se materializa sobre todo en el modo en el que acero se diluye según avanzamos hacia el fondo, donde la madera se convierte en la protagonista.
El paseo por el tiempo se construye a través de una conceptualización figurada de la vida en Japón ya que, en lugar de recrear las calles, han compuesto un escenario con los elementos y detalles más simbólicos del país, muchas veces de manera metafórica.
Así pues, el roble del fondo representa los valores férreos de esta cultura, las lámparas se inspiran en las tradicionales linternas japonesas, el chandelier flotante del comedor toma la forma de un jardín zen y el acero retro iluminado de las paredes pretende recordar los altos edificios de las ciudades por la noche.
Otros elementos son claramente representativos: los tatamis, las mesas con foso para entrar descalzos o la sala coreana en homenaje al origen del concepto gastronómico del restaurante, especializado en carne.
Minimalismo teatral
Tanto unos como otros se visten de una elegancia de pocos colores. Los propios del acero y la madera, el amarillo de las lámparas y el verde del techo, el cual se combina con el rojo en las cortinas y cojines.
Los complementos, por su parte, son sofisticados: acabados metalizados para los fogones de las mesas y líneas orgánicas para el mobiliario.
Todo en conjunto cobra una cierta teatralidad sustentada por una decoración minimalista y un ambiente íntimo y oscuro, en el cual las grandes cortinas rojas y las obras de arte que cuelgan de las paredes adquieren tintes dramáticos. Al fin y al cabo, el espectáculo también forma parte de la cultura japonesa. Tanto dentro como fuera de los teatros.
Fotografías: Alberto Monteagudo
Yakiniku Rikyu
Paseo de la Castellana, 15
Madrid