Emmanuelle Moureaux y el color como dimensión.
Todo empieza con una palabra: shikiri. Una palabra inventada por la misma Emmanuelle Moureaux. Que literalmente vendría a significar «dividir espacios mediante colores». Y es que esta francesa se define por «utilizar los colores como elementos tridimensionales, como capas, para crear espacios. No como un toque final aplicado en las superficies».
Todo empezó en 1995. Cuando una joven estudiante de arquitectura tuvo su epifanía, en un viaje de una semana a Tokio. Allí fue donde Moureaux desarrolló la pasión por los colores, hacia la que ha enfocado su carrera.
Forest of numbers. Emmanuelle Moureaux
Y es que Tokio es así. Una cantidad abrumadora de carteles de tiendas, cables eléctricos voladores y fragmentos de cielo azul entre varios volúmenes de edificios: un flujo de asombrosos colores que impregnan la calle. Una compleja profundidad y densidad que crea capas tridimensionales en la ciudad:
«Sentí muchas emociones al ver todos estos colores, y en ese mismo momento, decidí mudarme a esta ciudad. Tan pronto como recibí la licenciatura de arquitectura en 1996, me mudé de Francia a Tokio».
Y así fue como nació ese concepto de diseño bautizado como shikiri. Una respuesta a la experiencia inolvidable de colores y capas de la capital de Japón.
Shikiri, del concepto a la realidad
Las pantallas deslizantes de los tradicionales ryokan japoneses son el punto de partida del que Emmanuelle Moureaux califica como shikiri «de superficie». Que da paso gradualmente a colores más delgados o shikiri «de línea». Es así que la exploración de la forma del color, a través de dichas superficies y líneas, ha sido un viaje de escalas. Desde las pequeñas obras de arte hasta la arquitectura.
Las hipnotizantes obras de esta creadora plasman esta transición.
Instalación Color Mixing.
O, en palabras de la propia Emmanuelle Moreaux:
«Quiero dar emoción a través de los colores, ya sea arquitectura o una pieza de arte. A través de mi creación, quiero que la gente vea colores, toque colores y sienta colores con sus sentidos. Los efectos de desbordamiento de los colores en el espacio mostrarán esa dimensión extra… Un espacio con capas adicionales de emoción humana».
La guardería Creche Ropponmatsu, Fukuoka
Un nuevo concepto de jardín de infancia, en el que los niños pueden desarrollar libremente mente y cuerpo. Al verse rodeada por una colorida arboleda, esta guardería da la oportunidad a los más pequeños de aumentar su rica sensibilidad, al sentir muchos colores estén donde estén.
Diseño de exposiciones
Pero este nuevo concepto del color como dimensión se ve mucho mejor reflejado en los diseños expositivos llevados a cabo por el estudio de Moureaux.
Recorremos de su mano las últimas exposiciones que ha llevado a cabo, principalmente en Japón. Como la recientemente clausurada Color of Time en el Museo de Arte y Diseño de Toyama.
Jugando con el papel como único material, la muestra contraponía el elemento sensorial «color» con el elemento matemático «tiempo». La hora del día marcaba las diferentes tonalidades que se podían observar en la sala. Con un punto 0, origen: la silla/obra de arte Miss Blanche de Shiro Kuramata. El diseñador, del que Moureaux se declara ferviente admiradora, es el director del museo.
100 colors
Pero el más especial de los proyectos destacados sería 100 colors. Una instalación que empezó en 2013 para conmemorar el décimo aniversario del estudio de arquitectura. Un espectro completo de colores, que expresa la emoción producida por los colores y capas de Tokio.
Esta es la exhibición de lanzamiento de 100 series de colores. Un plan para exponer en diferentes ciudades del mundo.
El número 12 sería I am here. Una instalación que utiliza la precisión de medición de nivel de centímetros del Sistema de satélite Cuasi-Zenith (QZSS) como motivo. La muestra interactiva da forma a las tecnologías de alta precisión, en una hermosa forma visual: la representación de la persona.
Bunshi
También lo hemos visto en la mágica y evocadora forma de un bosque. En este caso, en una exposición en Tokio y París a principios de 2016 llamada Bunshi.
Las pequeñas ramas coloridas divergían y se multiplicaban, llenando el volumen de la sala. Cada módulo era una expresión metafórica del fenómeno de la ramificación. Que simboliza los encuentros entre diseñadores y artesanos a medida que sus caminos se cruzan y divergen con experiencias valiosas, lo que les lleva a un nuevo camino.
20.000 piezas de ramas pequeñas o bunshi, en 100 tonos de colores, que parecen colocadas al azar. Pero que están perfectamente alineadas en cuadrículas tridimensionales. Se eliminó una parte del volumen, creando un «sendero» entre el follaje, donde se colocaron muebles de madera seleccionados.
El color de la atmósfera cambiaba gradualmente, a medida que uno caminaba a través de ella.
Yurariro: accesorios de color
En 2016, el estudio de arquitectura llevó a cabo una colaboración con el fabricante Tokyo Nishikawa. Una mezcla de tradición y modernidad reflejada en una colección de ropa de hogar llena de color para una marca que celebraba sus 450 años de vida.
Los colores pasan a ser así algo tangible. En concreto, una alegre colección de toallas gigantes y mantas de hogar para acompañar la primavera y el verano nipones.
Otros creadores a los que Japón sirvió y sirve como inspiración: