Inspiración internacional de todas las épocas en Ratatouille, el Design Bar de SFF.
Ubicado en el Victoria Hall de la feria de Estocolmo, Ratatouille ha representado la visión única de Luca Nichetto. En la primera vez en que el Design Bar y el Design & Architecture Talks han unido fuerzas y compartido espacio.
Design Bar, un viaje visual
La primera inspiración es el circo romano. Era la actividad social por excelencia en la Antigua Roma. Ese lugar histórico en el que dar cabida a los instintos básicos, comer y ver espectáculos. Así es Ratatouille: un espacio abierto en forma de óvalo. En el que cualquier visitante puede disfrutar, descansar y reponer fuerzas tras un largo día descubriendo el mejor diseño. El Design Bar de SFF funciona como restaurante, y también como auditorio en el que compartir experiencias creativas.
Los senderos simétricos y las áreas funcionales, mientras tanto, remiten a los jardines franceses. Caracterizados por la simetría y el principio de imponer el orden a la naturaleza. Su epítome, los jardines del Palacio de Versalles.
Mientras que los elementos monumentales que se sitúan en el perímetro nos recuerdan a las ruinas de Stonehenge.
El juego de referencias a las diferentes épocas mezcla perfectamente con detalles inspirados en películas de ciencia ficción y cómics, de los que Nichetto se declara fan. ¿Nuestro favorito? Sin duda, los ratones que podíamos encontrar escondidos entre los muebles. Guiño claro a la película de Pixar del mismo nombre, y gesto cómico para relajar el ambiente de lo más acertado.
Mobiliario made in Nichetto
Luca Nichetto es, en definitiva, un diseñador de mobiliario. Y SFF, una feria de muebles. Por eso, en el Design Bar podíamos encontrar algunas de las piezas más representativas de su estudio en los últimos años. Como el sofá modular Isole, diseñado en colaboración con Nendo para &tradition. O las butacas Murano de Offecct y Pala de Artifort.
La iluminación la aportó la flexibilidad y originalidad del sistema Alphabeta de Hem.
Ratatouille es por tanto un emocionante viaje visual. Que alcanzaba su cénit al explorar las delicias preparadas por la chef Lina Ahlin del restaurante Agrikultur.
Fotografía: Mathias Nero
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