El loft neoyorquino de Hong Kong.
Diseñada para una pareja amante de los animales y aficionada a organizar talleres de pintura y panadería, la casa ofrece a sus habitantes un amplio espacio, tanto para sus actividades como para sus cinco mascotas. Los propietarios pidieron a Vincent Lim y Elaine Lu que conservaran la estética del almacén original. Un ‘envoltorio industrial’ donde colocar los muebles y recuerdos recolectados durante años en sus numerosos viajes.
«Nos gusta crear espacios que cuenten historias y reflejen la personalidad y el carácter de sus habitantes» cuentan los diseñadores. Tres conceptos –contexto, entorno y habitantes– que ellos consideran fundamentales a la hora de afrontar cualquier proyecto.
Casa loft con armonía de culturas
El entorno industrial y la profunda relación del cliente con Nueva York (donde los diseñadores también han vivido) definen la intervención. Una oportunidad de armonizar las culturas occidental y oriental, para la que Lim + Lu toma prestados elementos del vecindario industrial circundante, que entrelaza con el típico loft de Nueva York. Aunque la idea de un loft neoyorquino tipo almacén en Hong Kong puede resultar inusual, aquí resulta perfecto. Aunque en el interior la sensación es la de estar en el Lower East Side de Manhattan, las vistas por la ventana conectan directamente con Hong Kong.
Los diseñadores se encontraron con un espacio completamente diáfano, sin cocina ni baños y con ventanas solamente en una fachada. Su propuesta fue dividir el local en dos zonas diferenciadas, que separasen las estancias públicas de las privadas.
Nada más entrar, la puerta decadente de la fábrica original da acceso a un vestíbulo mínimo. Un espacio decorado por un banco y un zapatero, donde una puerta corredera abre al taller de pintura. Una pequeña ventana y otra puerta comunican con la vivienda, que conserva su independencia respecto al espacio de trabajo.
Amplitud y luminosidad en Hong Kong
El espacio habitable se caracteriza por una gran amplitud y luminosidad, algo poco frecuente en una ciudad como Hong Kong. La afición de los propietarios por organizar clases de cocina y cenas determina la distribución de la casa. Con los espacios más públicos junto a la entrada, el fondo se ha reservado para las estancias más privadas.
La falta de ventanas en la zona de noche hace que se opte por incorporar puertas correderas de acero y vidrio, permitiendo así la entrada de luz natural al dormitorio y al baño principal. Completamente abiertas, las puertas diluyen límites entre los espacios privados y públicos.
Fotografía: Nirut Benjabanpot