Microbibliotecas para el pueblo indonesio.
El estudio de arquitectura con sede en Países Bajos, Alemania e Indonesia, SHAU, ha recibido el primer premio del jurado y el público en la categoría Comunidad + Arquitectura de los Architizer A + Awards 2017 por su proyecto Microlibrary Bima, en la ciudad de Bandung, Indonesia.
El proyecto es el primer prototipo del programa ‘100 Microlibraries’, que creado en 2012 quiere hacer del aprendizaje algo atractivo y accesible para todos los habitantes de Indonesia. «Hemos querido reavivar el interés por los libros en Indonesia, un lugar con una alta tasa de analfabetismo enorme» cuentan los arquitectos, responsables de un espacio que combina la lectura con otras múltiples actividades comunitarias.
Aunque la previsión económica para Indonesia es optimista, su actual infraestructura no apoya la mejora del llamado Índice de Desarrollo Humano (IDH) y los estudiantes ven obstaculizado su progreso debido a la falta de instalaciones. ‘100 Microlibraries’ quiere cambiar el rol de las bibliotecas, actualmente muy lejos de ser consideradas lugares populares, a través del diseño y un cambio de ubicación, de los centros urbanos a los propios hogares.
Situada en Taman Bima, un barrio de nivel medio-bajo de la ciudad de Bandung, el edificio ocupa una pequeña plaza utilizada anteriormente por la comunidad para reuniones, eventos y actividades deportivas. Con la intención de «sumar en lugar de restar», los arquitectos decidieron construir la biblioteca elevada para crear bajo ella un espacio cubierto de reunión.
Construida a partir de una sencilla estructura reticular de vigas de acero y placas de hormigón para suelo y techo, la biblioteca parece flotar sobre un zócalo de hormigón con gradas en uno de sus lados, del que parte una escalera que conduce al interior del nuevo cubo.
«En un clima tropical como el de Bandung, en encontrar un material de fachada que diese sombra, permitiese pasar la luz solar y generase la suficiente ventilación cruzada fue fundamental» cuentan desde SHAU. Tras plantearse el uso de bidones usados, que tuvo que ser descartado por la falta de unidades suficientes, los arquitectos optaron finalmente por utilizar envases de plástico para helado, a la venta a granel.
Al estudiar las distintas opciones de diseño de los 2.000 envases que vestirían el nuevo edificio, el equipo se decantó por la posibilidad de insertar un mensaje en la fachada en forma de código binario, donde los envases cerrados son los ceros y los abiertos los unos. Junto al alcalde de Bandung se consultó a los vecinos, que finalmente se decantaron por la frase «buku adalah jendela dunia», que significa «los libros son las ventanas al mundo».
Además de añadir un significado adicional al edificio, los cubos también generan una luz ambiente agradable en el interior, al dispersar la luz solar directa y actuar como bombillas naturales. Aunque los recipintes se han colocado inclinados para repeler así el agua de lluvia, en el interior existen puertas deslizantes translúcidas que pueden cerrarse durante las tormentas tropicales más fuertes.
Construida por artesanos locales y convertida ya en motivo de orgullo de los vecinos, la microbiblioteca agrega identidad al barrio que la alberga. Con actividades de enseñanza apoyadas y organizadas por Dompet Dhuafa (Pocket for the Poor) y la Indonesian Diaspora Foundation, el objetivo final del proyecto es lograr que gente local organice su contenido y mantenimiento independientemente. Además, una escuela primaria local ha comenzado a visitar la microliboteca dos veces por semana como parte de su plan de estudios.
Microlibrary Bima ha sido sólo el primer paso y comienzo de una interesante iniciativa que actualmente cuenta con varias microbibliotecas en construcción y planificación en trece barrios y parques de Bandung, cada una de ellas diseñada para satisfacer las demandas programáticas de un determinado sitio y comunidad.
Fotografía: Sanrok studio/ SHAU (cortesía de v2com)