Albert Frey y su casa en el desierto.
Fotografía de portada: Dan Chavkin. En la que fuera la casa particular del arquitecto Albert Frey, fallecido en 1998, una roca enorme separa el salón y el comedor del dormitorio
Un moderno mudándose al Oeste. La carrera de Albert Frey dio un giro de 180 grados cuando decidió mudarse al desierto del sur de California. Frey, nacido en Suiza en 1903, empezó a trabajar en Estados Unidos en 1928 y había alcanzado fama tras diseñar la Aluminaire House, en Nueva York (1931), junto a A. Lawrence Kocher: arquitecto y director de la revista Architectural Record. Totalmente de metal y diseñada con el objetivo de ofrecer viviendas de bajo coste en pleno boom de la clase media estadounidense, la casa fue bastante innovadora. De hecho, el edificio compartía similitudes con los primeros trabajos de Le Corbusier, especialmente con la Villa Savoye, diseño en el que Frey colaboró.
Un modesto encargo para construir un edificio comercial en Palm Springs, fue la excusa para mudarse a la costa oeste a finales de los años 30. El bloque de oficinas que finalmente diseñara junto a su socio, John Porter Clark, fue el primero de estilo moderno construido en Palm Springs. Tras la Segunda Guerra Mundial, la ciudad se estaba haciendo muy popular entre las estrellas de Hollywood y gente de dinero. Venían en busca del calor durante el invierno. El sector de la construcción en la zona estaba en auge y Frey, que ya tenía experiencia en hacer casas en entornos desérticos, se convirtió en el candidato ideal para diseñar los hogares vanguardistas de esas élites de mente abierta que llegaban a la zona.
Junto a Wexler, John Lautner y Richard Neutra, formó parte de un selecto círculo de arquitectos modernistas que estaban trabajando en el desierto. Retándose y compitiendo entre ellos, expandieron los límites de un estilo arquitectónico que, aún hoy, impacta e inspira.
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Esta foto, tomada desde la ruta de senderismo que hay junto a la vivienda, muestra cómo la línea que dibuja el tejado complementa la pendiente del terreno
Frey construye la casa de sus sueños. Antes de empezar a construir la que sería su obra maestra, Frey pasó un tiempo experimentado con diferentes materiales. El resultado fue una casa de tamaño modesto en la que pasó el resto de su vida.
Un diseño adaptado al entorno. El terreno elegido estaba situado en las laderas más bajas del monte San Jacinto. Rocoso y con una abrupta pendiente, allí era prácticamente imposible edificar. El arquitecto pasó meses observando la propiedad, estudiando el recorrido del sol, las rocas y las vistas. Con la ayuda de varas y cuerdas, ensayó la posición del techo en el solar. Al final, concluyó reducir el diseño a unos cuantos elementos primarios, que incluían mantener intacta una enorme piedra de granito en el interior de la vivienda.
El tejado, apoyado sobre unas delgadas vigas de acero, parece flotar sobre las terrazas de hormigón y su pendiente se mimetiza con la del terreno. La armonía es, en definitiva, perfecta.
Llevar los pesados equipos de excavación hasta la ladera habría resultado extremadamente caro: el diseño de la vivienda no solo tiene un impacto mínimo sobre la pendiente natural de la tierra, sino que, además, era la solución más razonable. Así, el suelo de hormigón desciende para crear tres niveles, siguiendo los contornos naturales de la tierra.
El boceto de la imagen muestra el nivel más alto, que alberga la zona del comedor y el estudio; en el nivel central, están salón y dormitorio. El nivel inferior está formado por la terraza y la piscina que, a su vez, sirven de techo para el garaje.
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Ninguna casa en Palm Springs sería tal sin una piscina azul turquesa. Pese al rocoso y empinado terreno, esta no es la excepción.
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Una casa diseñada para adaptarse al clima del desierto. La pendiente del terreno y el tejado están orientados a sur. Un generoso saliente, como si fuera el ala de un sombrero, protege la casa del tórrido sol de verano, permitiendo la entrada directa de luz natural únicamente durante los meses de invierno. El dormitorio, con paredes de cristal, se ubicó al este para que recibiera los rayos de sol matutinos, mientras que el ala occidental de la casa –expuesta al cálido sol de la tarde–, cuenta con sólidas paredes y escasas ventanas.
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Fotografía: Dan Chavkin
También en las cortinas se observa ese mimo por adaptarse a un clima extremo. Frey incorporó plástico Mylar (tereftalato de polietileno) entre las dos capas de tela para aislar aún mejor la casa del calor.
Materiales innovadores. En la casa se reflejan los años de experiencia de Frey trabajando con materiales de uso industrial. En proyectos anteriores, llegó a usar madera, pero rápidamente aprendió que este material no era práctico en un clima desértico.
La casa rinde homenaje a los materiales clásicos de la arquitectura moderna dejándolos a la vista. Los cimientos están formados por bloques de hormigón expuestos, sobre los que reposa la losa de hormigón escalonada. A partir de esta, se eleva una estructura de acero y el techo de metal corrugado, que dejó sin tratar para que obtuviera una pátina oxidada que combine con el entorno rocoso. Aunque este material suele asociarse a estructuras utilitarias, Frey demostró que también era ideal para su casa.
Para el interior, empleó un aislamiento convencional de fibra de vidrio, cubierto con un techo de aluminio pintado perforado. Este no solo oculta el sistema de aislamiento, sino que, de paso, suaviza la acústica.
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La cocina, de poco más de dos metros de ancho, aprovecha al máximo el reducido espacio. Una estrecha franja de ventanas ilumina toda la estancia, manteniendo la privacidad. Además, por su altura, deja libre la pared para colocar los muebles de cocina y cajoneras.
La fibra de vidrio corrugada, un material que a menudo se utiliza para cubiertas de bajo coste en cobertizos de jardín, se usa aquí como acabado para los armarios superiores e inferiores. Las puertas son correderas, evitando el inconveniente de abrir y cerrar armarios en un espacio tan estrecho.
La encimera, de acero inoxidable, cuenta con un fregadero incorporado y una apertura que conecta con el cubo de residuos.
La robusta construcción de acero y hormigón de Frey es símbolo de su incuestionable estilo moderno. Del mismo modo que pasa con el tejado, las vigas de acero están sin tratar, como el suelo de cemento y los marcos de ventanas de aluminio.
Haciendo guiños a los colores del desierto, el revestimiento del aluminio corrugado exterior se pintó en un tono verde salvia; para el techo de metal se optó por el azul característico del cielo de la zona; las cortinas son del mismo amarillo que la encelia, una flor nativa.
Pequeño y con mucho encanto. Ocurre a menudo que las mejores obras de los padres de la arquitectura moderna de mediados de siglo son sus proyectos de menor tamaño, especialmente cuando se tratan de viviendas. La casa de Frey, con algo menos de 75 metros cuadrados, es una de las más pequeñas que construyó… lo que no ha impedido que esté considerada por los expertos como su mejor obra.
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Se economiza el tamaño de la casa creando zonas multifuncionales y abiertas. El salón, el comedor, el despacho y el dormitorio están en un mismo espacio. Para separarlos, Frey usa la enorme roca.
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Fotografía: David Glomb
La mesa de comedor hace las veces de espacio para dibujar y trabajar. Solo la cocina y el cuarto de baño son independientes, ambos ubicados en la parte oeste de la casa.
El Museo de Arte de Palm Springs, California, organiza visitas a la Frey II House [Casa Frey nº 2].
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