Si, nosotros también usamos cookies. Esas cosas con nombre de "galletita" que ayudan a que tu navegación sea más personalizada. Cierra este mensaje y nos darás tu permiso para seguir utilizándolas. Y seguirás disfrutando de diarioDESIGN como siempre.

Feliz viaje por nuestra web Cerrar

El loft en Poble Nou donde Antoni Yranzo crea arte.

Amante de dar más de una oportunidad a los objetos, Antoni Yranzo ha construido junto al antiguo taller de su familia un hogar lleno de espacios flexibles y con carácter. Se trata de un loft en primera planta que rememora el pasado industrial del espacio y del barrio, el Poblenou, uno de los centros creativos de Barcelona. Con un interiorismo discreto que cede el protagonismo a la arquitectura y a los materiales, tanto luminarias como muchos de los muebles han sido diseñados a medida por el artista.

.

De un vistazo
Quién vive aquí: Antoni Yranzo, escultor y artista multidisciplinar
Situación: Poblenou, Barcelona
Superficie: 110 metros cuadrados, más 50 de terraza
Proyecto: La reforma fue ideada y diseñada por Antoni
Fotografía: Jordi Folch

La actual vivienda, un funcional loft, se construyó a principios de los 90 en un edificio junto al antiguo taller donde estaba el negocio familiar, del año 1943. Hijo de carpintero y ebanista, Antoni nació en el Poblenou y es aquí, también, donde siempre ha trabajado:

“Este barrio es visto hoy en día como epicentro del diseño y de la innovación en Barcelona. Lo cierto es que lo es desde que tengo uso de razón, solo que no se le había dado reconocimiento”, opina.

El dormitorio en altura está construido sobre una base con vigas de madera y anclajes; el aseo, dentro del cubo que vemos debajo de la habitación, lleva un techo de policarbonato celular que permite el paso de la luz natural: “Por la noche, cuando el baño se ilumina, ofrece una luz envolvente muy atractiva a toda la casa”, dice Antoni.

.

Interesado en configurar una casa con espacios versátiles, Antoni ha ideado una barra de cocina, de 180 x 70 cm, que se puede recoger y trasladar para dar amplitud. Está hecha de lamas de madera y el sobre es de acero inoxidable.

.

Antoni traslada el módulo con ruedas de la cocina junto a Elsa, su hija. Previamente, han bajado el grifo, que es escamoteable.

Con la barra recogida, el espacio es más diáfano. ¡Y todo en solo medio minuto! La campana extractora de la cocina no necesita salida de humos. Es un modelo de Ikea ya descatalogado: “Me gusta que sea blanca, igual que la cocina, porque aporta una estética limpia y pulcra”, dice el artista.

La litografía con eslogan antibelicista es de Vietnam: “La trajo Elsa de uno de sus viajes a Asia”. Las esculturas y el móvil son obra del propietario.

.

Igual de multifuncional que el módulo de la cocina es el sofá (198 x 91 cm), que sirve de cama de invitados quitando los brazos en forma de rulo. Con estructura de roble macizo y un asiento acolchonado y tapizado in imitación piel, es la chaise longue modelo Eyre,de Habitat.

La vivienda está repleta de la obra del artista. De hecho, detrás del sofá vemos un wall art con fotografías en blanco y negro. Para dar el toque de color al espacio, nada mejor que un surtido de cojines lisos y con rayas tipo zigzag o chevron.

Este modelo de flexo es original de los años 40 y 50 y hay varios repartidos por la casa: “Es la misma luminaria que mi padre usaba en el taller de carpintería. Tenían 12 en stock en una tienda ¡y las compré todas!”, comenta Antoni.

.

En la casa hay cuatro mesas diseñadas por el artista, de 180 x 90 cm y de madera de roble. Se pliegan y desmontan fácilmente y, como vemos en la imagen de la izquierda, también pueden tener un segundo uso ¡como perchero!, añadiendo unos ganchos. Arriba vemos dos en el área de comedor y una tercera en el despacho, al fondo. Las sillas con detalles en rojo son de Habitat.

Elsa, la hija de Antoni, alquila la vivienda para los eventos y actividades del proyecto Casamitjana 15, un punto de encuentro de artistas, interioristas y gente que trabaja para introducir el arte en el espacio privado y cotidiano.

La casa de Antoni también es el centro de multitudinarias reuniones familiares y con amigos, siempre presididas por el imponente cuadro que vemos en la pared, pintado por el artista.

Hacia fuera, las paredes del cubo que aloja el baño son de ladrillo visto en color arcilla; en el interior se han pintado de blanco, para crear un ambiente más luminoso:

“Dado que se trata de un material muy poroso y que respira, el ladrillo es perfecto para ambientes húmedos”, explica Antoni, aclarando que eligió poner plato de ducha y no bañera, “porque no la usaría y quitaría espacio”.

 

.

En la habitación suspendida, la cama es el mismo modelo tipo tumbona del sofá del salón, Eyre de Habitat. En un lateral hay un estructura diseñada a medida que hace de mesita de noche. El techo de la casa es de Eraclit, un material aislante:

“Estoy muy contento por la elección del techo, porque, a pesar de que la casa está en una calle tranquila, contribuye a aislar el espacio también térmicamente”, dice. La casa tiene un par de aparatos de aire acondicionado.

La barandilla, mínima, permite que las vistas sobre la planta inferior manden en el dormitorio. La silla es la mítica Wishbone (también conocida como CH24), una creación del diseñador danés Hans J. Wegner para Carl Hansen & Son en 1949.

La obra de Antoni tiene varias facetas. Una es el diseño de luminarias; otro, su obra artística, que actualmente tiene más olvidada y donde destacan las esculturas, para las que casi siempre utiliza madera reciclada. Destacan los Otokos (en la foto), personajes de líneas simples con los que expresa sentimientos y muestra situaciones.

“Mi casa es un contenedor en el que conviven lo nuevo y lo viejo. De esa mezcla van saliendo nuevas ideas y proyectos”, cuenta el artista.

Por Jordi Folch Barcelona, foto original en Houzz

.

El taller, que vemos en la imagen, está en un edificio anexo a la vivienda, en la planta calle –el loft se halla en una primera planta. Antoni se dedicó profesionalmente a la producción hasta que cumplió los 40, que fue entonces cuando decidió “reinventarse”:

“Hasta los 40 hice lo que tenía que hacer; ahora, hago lo que realmente me gusta y apasiona”.

“El taller lo tengo siempre muy ordenado, para poder trabajar cómodamente”, dice.

 

Enlaces recomendados:

Artículo original publicado en Houzz.

Artículos relacionados

Esplugues de Llobregat, cuna de la arquitectura contemporánea

Interiorismo y diseño biofílico: así son las plantas artificiales de Bossvi que decoran hoteles y restaurantes.

kronos-madrid-onix-krest-diariodesign-portada

Kronos mezcla lujo y naturaleza en los aledaños de Madrid

DOMEHOME: cómo ampliar una vivienda atendiendo criterios sostenibles y funcionales