Mario Ruiz, Premio Nacional de Diseño 2016.

El próximo 18 de mayo, tienes la oportunidad de descubrir lo que piensa, lo que dice, lo que hace y lo que siente el diseñador Mario Ruiz en La Capell con motivo del ciclo de conferencias Objecte de Desig. Moderado por el comunicador Óscar Dalmau, Ruiz compartirá reflexiones con el referente del diseño André Ricard, galardonado en 1987 -casi tres décadas antes que Mario Ruiz- con el premio Nacional de Diseño. Ésta será la primera de un ciclo de conferencias que reunirán a referentes y a los principales actores del panorama actual del diseño.

En el despacho de Mario Ruiz, incluso el azar está ordenado. Una gigantesca mesa repleta de delicados objetos agrupados por colores y formas, texturas y materiales, así como por su uso y función, preside un espacioso y luminoso taller. Mario Ruiz muestra con fascinación y orgullo cada uno de estos tesoros comprados en cada rincón del planeta y que le sirven de inspiración para sus creaciones. Sus habilidosas manos recorren las piezas y su voz acompaña la música de fondo en una perfecta armonía. En el despacho de Mario Ruiz, incluso el descontrol está en sincronía.

¿Cómo te comunicas con el cliente?
De forma visual, porque me siento más cómodo mostrando cosas que contando lo que voy a enseñar. Soy disléxico y por mi forma de ser me gusta que todo esté controlado y que no se me olvide nada. Las palabras para mí son un lenguaje ambiguo. Como una especie de eco. Elegir las palabras me supone un esfuerzo brutal y en cambio tengo una gran facilidad visual. No tengo memoria sobre las palabras. No me acuerdo de los nombres, pero me quedo con la ropa, con la cara, con los calcetines, si tiene un roto o una mancha. Mientras te estoy viendo a ti ahora, estoy viendo lo que está pasando a nuestro alrededor. Es un problema de concentración. En cambio, me permite una visión de detalle un poco más detectivesca.

Has empleado la palabra esforzar. Yo creo que todo lo que conlleva mucho esfuerzo tiende a romperse. ¿Cómo lo ves?
Durante años he escuchado que no me esforzaba lo suficiente. En la entrega del premio Nacional de Diseño me preguntaron qué significaba para mi recibirlo. Conté la historia de mi dislexia y cómo me había afectado a lo largo de mi vida. Este premio supone para mi un gran aprobado final. Cuando estuve en la recepción con los Reyes hablamos principalmente de esto, dejando de lado el diseño. 

Pues hablemos de diseño.
Mi forma de trabajar y de entenderlo, es creando objetos que funcionen mejor y sobre todo que sean honestos. El enfoque de la funcionalidad es consecuencia de una educación que proviene de los años 80. Creo que ahora todo se ha vuelto más llamativo y superficial: más glamuroso en negativo. 

¿Cómo crea Mario Ruiz?
Para mí crear y diseñar es distinto. Diseñar significa hacer una labor creativa a través de un proceso, que implica un fin y con unos parámetros a los que te has de ajustar. El resultado debe ser armónico, funcional y estético. En mi caso, yo dedico un veinte por ciento de atención al objeto en si.

¿Y el ochenta por ciento restante?
En mi opinión, la verdadera dificultad reside en crear un entorno, un hábitat donde las limitaciones y las obligaciones darán forma al objeto.

¿Quieres decir un contexto?
Es algo más. Creo una atmósfera donde ese objeto debe nacer a partir de un briefing. Adapto el hábitat al briefing y esa atmósfera me permite ir creando. Trabajo en los elementos y en las soluciones; de alguna forma, el objeto se diseña solo. Cuando diseño, nunca pienso en el objeto de manera global, sino en detalles y en partes, y luego las junto haciéndolas coherentes. No creo en el diseño per se.

Yo creo que lo importante va de dentro a fuera.
En diseño industrial se trabaja así. Yo me identifico con esta forma de diseñar porque domino más la cuestión técnica y las necesidades de las que parte el objeto. El diseño industrial es transparente, no llama la atención ni sale en las revistas. En cambio, en el mundo del diseño de mobiliario se trabaja de fuera hacia dentro, como un escultor. Sus productos tienen nombre y el concepto de negocio es distinto. Yo empecé en el diseño industrial pero actualmente casi hago más proyectos de mobiliario, aunque mi forma de entender el diseño en ambos es la misma: que el objeto sea útil y necesario.

¿Cuál es tu relación con los objetos?
Los objetos son mi hobby. Viajo bastante y me gusta conocer los utensilios de cada país, sus electrodomésticos, sus juguetes, libros, supermercados o la forma de preparar y servir la comida. Soy un coleccionista de objetos. Me proporciona placer tenerlos y observarlos. Son un hilo conductor de mis vivencias.

¿A qué nivel se encuentra el diseño en España?
España es un país muy joven en el diseño comparado con culturas como la escandinava, la japonesa o la norteamericana. Ha habido dificultades de comprensión y ciertas envidias y guetos. Sin embargo, actualmente tenemos una gran oportunidad porque hay mucha gente fuera de nuestras fronteras que tiene una visión más abierta. En otros países, se aprovechó un momento de boom y aquí únicamente nos enfocamos en piezas independientes.

Y no crees que hay un gap por falta de divulgación. Quiero decir que los diseñadores no han explicado suficientemente lo que hacen. Me da la impresión de que vuestro trabajo es poco conocido.
Puede ser que haya habido un exceso de individualismo. Sin embargo, ahora hay muchos diseñadores jóvenes que tienen un vínculo más colectivo y una identidad no tan individual al estar fuera de España. También aprovechan la tecnología para llegar a todas partes. Cuentan todo lo que hacen a través de las redes sociales.

¿Y tú, utilizas las redes sociales?
No las uso, porque no las controlo.

Nuevamente hablas del concepto de control.
Es una manera de sentir que tengo la sartén por el mango y que no cometo errores. No obstante, nunca puedes controlarlo todo al cien por cien. En el sistema que empleo para ir tejiendo un proyecto, necesito tenerlo todo bajo control desde el principio. A la hora de crear, se genera un vínculo con el proyecto y se produce un enamoramiento. Esto provoca que puedas perder la visión profesional. Te pongo un ejemplo. Cuando voy en avión y bebo una copa de vino, a veces cojo un cuaderno y dibujo sin parar. Entre la música, la altura y la copa de vino me entusiasmo con lo que hago. Cuando más tarde veo lo que he dibujado, en otro contexto, a veces ya no me gusta tanto. 

¿Te sientes satisfecho de tus diseños?
A veces cuando sale al mercado, tu idea no es exactamente la que habías pensado. Un proyecto es una conversación con un cliente, un trabajo de dos. Por eso para mí, más que proyectos, lo que de verdad me gusta de mi trabajo es encontrar clientes con los que me lo paso bien trabajando. Que creen en mí y yo en ellos. Creer para crear.

Queremos agradecer a Mario Ruiz el tiempo que nos ha dedicado para poder realizar esta entrevista. Podréis saber más sobre él en marioruiz.es.

Entrevista, fotografía y textos equipo Slowkind
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