Una moderna casa suspendida en la selva brasileña.
«La colina sobre la que se emplaza la vivienda y toda la abundante vegetación que crece en ella están protegidos por leyes ambientales» cuentan los arquitectos, que para preservar la naturaleza optaron por una intervención que no tocara el suelo más que en los puntos estrictamente necesarios. Con tres pilares de hormigón como únicos puntos de apoyo de toda la estructura, la casa se compone de volúmenes y plataformas que, colgadas de dos grandes vigas también de hormigón, se deslizan a lo largo de la pendiente. Una geometría que, como afirman desde SPBR Arquitetos «dio una gran libertad a la hora de descolgar las losas de las vigas para lograr así las mejores vistas sobre el paisaje».
El proceso constructivo inicial se planteó construido de arriba a abajo, con las losas colgadas de las dos vigas principales de acero, evitando así el uso de armazones de soporte y andamios a favor de una construcción más rápida y funcional. El presupuesto de las vigas, mucho mayor del inicialmente estimado, hizo que los arquitectos optaran finalmente por una solución alternativa, que con una estructura de hormigón armado invertía el orden del proceso constructivo –ahora de abajo a arriba–. De este modo, todos los armazones de soporte fueron eliminados a la vez, una vez terminadas las vigas principales.
Invirtiendo la circulación convencional, que normalmente se produce desde la planta baja hacia los pisos superiores, el acceso se realiza por la planta alta, a través de un puente que conecta la calle con la entrada principal y ofrece un espectacular recorrido entre árboles que permite disfrutar de la vistas sobre el mar y la colina. Al tratarse de la zona más soleada de la casa, los arquitectos no dudaron en situar la piscina en este nivel.
El programa, como residencia permanente por un lado y casa de vacaciones por el otro, condicionó la distribución de la casa en distintos volúmenes. Bajando una planta desde el nivel de entrada se accede a las zonas más públicas, con la cocina, el comedor y el salón ocupando el espacio diáfano del cuerpo intermedio. Con una gran sala y una zona de barbacoa anexa en el orientado a calle, el abierto a la playa alberga una zona semiabierta con una cocina y un comedor donde cocinar y comer al aire libre.
Con las áreas más privadas alojadas en la planta inferior, los dormitorios del volumen intermedio se desplazan un metro y medio por debajo del situado frente al mar, abriendo así vistas sobre la playa.
Combinando la función estructural y estética del hormigón con grandes planos acristalados y celosías de madera –algunas de ellas móviles–, Angelo Bucci ha diseñado una espectacular vivienda donde el brutalismo paulista que aprendió junto a Méndes da Rocha está, sin duda, presente.
Fotografía: Nelson Kon