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Tiago do Vale restaura un chalet alpino en Braga.

Recientemente premiado con el American Architecture Prize, el Three Cusps Chalet de Tiago do Vale Arquitectos documenta la historia de la región de Braga, en Portugal. Combinando la arquitectura y el diseño urbano tradicionales portugueses con una inesperada influencia alpina –que los portugueses más adinerados introdujeron en Portugal a su vuelta de Brasil en el siglo XIX–, el estudio de arquitectura portugués ha devuelto a la vida un edificio muy peculiar.

Y es que, cómo él mismo afirma «no se trata sólo de recuperar el valor del edificio original, sino también de añadir algo más, de asignar al edificio un uso y una función, y traerlo al momento presente. Una intervención lo suficientemente flexible para que pueda mantenerse durante años, en una realidad, la actual, donde el uso, la gente, las ciudades y las calles son elementos que cambian constantemente su forma de relacionacionarse con su entorno construido».

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Construido como un anexo que sirve al pequeño palacio junto a él, y situado en el corazón de las murallas romana y medieval de Braga, el edificio es especialmente luminoso, con una fachada abierta a la calle y orientada a Oeste, y la opuesta, volcada a Este, hacia un tranquilo patio de manzana.

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Recuperar la esencia del edificio original, perdida tras 120 años de pequeñas intervenciones poco respetuosas con la construcción original, que dieron lugar a espacios compartimentados, cerrados a la calle y sin apenas luz natural fue el objetivo de la intervención. «No sólo los interiores se habían perdido; de hecho la fachada original, su escala y relación con la calle, estaba igualmente adulterada» explica Tiago do Vale, que junto con su equipo ha recuperado la estética original, de marcos de madera y un alero cuidadosamente ornamentado.

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La intervención, que trata de servir de modelo para futuros proyectos de rehabilitación en el barrio, define los espacios y funciones del edificio, recuperando su imagen, técnicas constructivas y programa original –principalmente habitacional–, a la vez que lo hace apto para el modo de vida actual, devolviéndolo a la ciudad. «El programa incluía un área vividera y otra de trabajo» cuenta el arquitecto, que aprovechó la diferencia de cota de 1,5 m entre la calle y a plaza interior para situar la zona de trabajo en la planta baja, orientada a Oeste y directamente relacionada con la calle.

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En el interior, donde se ha recuperado la distribución espacial y funcional, los suelos y techos de madera, y la escalera original, se ha introducido mármol portugues Estremoz en las zonas húmedas y la zona de trabajo de la planta baja.

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Debido a la superficie reducida del edificio, se han jerarquizado los espacios por plantas, disminuyendo el ancho de la escalera según se asciende, y señalando así el cambio de naturaleza de los espacios a los que da acceso. La geometría de la escalera permite además las vistas cruzadas entre el área vividera y la de trabajo, al tiempo que filtra la luz natural desde las planta alta a los niveles inferiores.

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Reservada a las zonas comunes de la casa, la primera planta huye de la compartimentación y utiliza la escalera como elemento de separación entre la cocina y el salón, dando lugar a una espacio diáfano, que disfruta de luz solar durante todo el día. Abierto a la plaza interior, el programa doméstico recibe la luz de la mañana y abre sus vistas a los naranjos que, además de proporcionar sombra, muy necesaria durante el verano; exhiben en invierno un hermoso espectáculo, repletos de coloridas frutas.

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La última planta alberga el dormitorio, abierto al hueco de la escalera y con la estructura de la cubierta, a la vista y pintada en blanco, como protagonista.

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El color blanco empleado en paredes, techos, carpintería y mármol, es una constante en toda la casa. Sólo en el vestidor de la última planta se ha conservado el color de los suelos y techos originales, el mismo empleado en los nuevos armarios. «Una pequeña caja de madera que, en contrapunto a la gran caja blanca que es la casa o la caja de mármol del baño, genere sorpresa en el usuario» señala el arquitecto.

Fotografía: João Morgado (cortesía de v2com)

 

 

 

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