El controvertido arte de la restauración.
Carlos Quevedo Rojas, de Carquero Arquitectura, ha recuperado la Torre del Pajarete del Castillo de Matrera, situado en Villamartín, municipio de la comarca de Sierra de Cádiz. Un hito histórico por su estratégica posición, en la última frontera nazarí a través del valle de Guadalete que, víctima de un colapso parcial en 2013, perdió parte de su imponente volumetría y esplendor original. «No se trataba sólo de recuperar el elemento arquitectónico, sino también la referencia paisajística de un elemento ya muy vinculado a la iconografía y la cultura de la región» apunta el arquitecto, que señala cómo la crisis ha hecho que el mantenimiento de muchos de estos monumentos haya quedado, durante muchos años, en el olvido.
Lograr la consolidación original de la torre –construida en el siglo IX y declarada bien de interés cultural por la Junta de Andalucía en 2015– distinguiendo los elementos originales de los añadidos ha sido el objetivo principal de la intervención, que ha tratado en todo momento de evitar las reconstrucciones miméticas –prohibidas por la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía— y recuperar la volumetría, la textura y el tono originales de la torre. «La esencia del proyecto no pretende ser una imagen del futuro, sino más bien un reflejo de su propio pasado, de su propio origen» señala el autor del proyecto.
En los contrafuertes y en los refuerzos y protecciones de los núcleos internos degradados, el arquitecto ha reutilizado la misma piedra caliza que se había derrumbado, y todas las aristas han sido repensadas a partir de los detalles de elementos geométricos existentes, para potenciar así el volumen original. La zona superior se ha ejecutado con el fin de consolidar la delgada pared, que tras sobrevivir al colapso atravesaba un grave riesgo de vuelco, conservándose el revestimiento original de su cara interior, así como un fresco de una naviera.
Para realzar el valor histórico de la torre se ha empleado un revestimiento continuo de mortero de cal, similar al que originalmente la recubría y que permite una lectura unitaria del conjunto. Del mismo modo, la cubierta superior define las fases de construcción, realzando la presencia de las almenas originales.
Aunque envuelta en polémica, la intervención resultó ganadora por votación popular en la categoría ‘Preservación’ del premio internacional A+Architizer, entregado el pasado mes de mayo en Nueva York
Fotografía: Mariano Copete Franco y Francisco Chacón Martínez (cortesía de v2com)