Flexhouse: un lazo sobre el lago de Zúrich.
El proyecto comenzó cuando el director ejecutivo de Evolution Design, Stefan Camenzind, encontró paseando por la orilla del lago un trozo de tierra sin construir. A pesar de su buena situación, el terreno suponía un reto constructivo por su forma triangular, estrecha y encerrada entre las vías del ferrocarril y la carretera. Sin embargo, el arquitecto vio un tremendo potencial en la situación.
El movimiento se convirtió así en la razón de ser del diseño. Todo es dinámico a su alrededor: el tren, el lago, el camino. Por ello, decidieron que el nuevo edificio debía reflejar esta serie de movimientos.
Hubo un desafío aún mayor: las estrictas normas de construcción suizas, que suponen una gran dificultad a la creatividad. Desde Evolution se determinó construir algo que a pesar de estas restricciones respondiera y encajara en el sitio, en lugar de una caja cuadrada plantada en el terreno. Al fin y al cabo, Flexhouse es cualquier cosa menos una caja cuadrada. Al menos eso denota su nombre.
El plano de planta pasa de ancho a estrecho siguiendo las líneas del ferrocarril, adaptándose a la forma de la parcela. Pero es la fachada la clave: una envolvente alrededor del edificio, que atrae todas las miradas. La casa no es de ningún modo un cuerpo rígido, y juega con las magníficas vistas del bucólico paisaje suizo.
El edificio, de cuatro plantas y 173 metros cuadrados, consta de una planta abierta en el bajo donde se sitúan salón y cocina; dos dormitorios y baños en el primer piso, un estudio con dos amplias terrazas en el segundo piso y un sótano en le que se aprovecha cada rincón útil con garaje. Bastante corriente en su descripción pero resuelto de la manera más llamativa posible en su exterior, queriendo incidir en las impresionantes vistas de 180º al lago y las montañas vecinas. Muebles y decoración sacan a relucir el exterior queriendo potenciarlo de la mejor manera posible.
Fotografía: Peter Würmli