Hola Holanda: la aldea reciclable de MVRDV en Bogotá.
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© MVRDV
MVRDV ha tratado de reimaginar en este proyecto el concepto del pabellón temporal y dejar un legado para FILBO que se reutilizará posteriormente en las comunidades de Bogotá. Esta feria está considerada como uno de los principales eventos culturales y financieros del país y la región, pero sus pabellones y exposiciones se diseñan para cumplir su objetivo y luego desaparecen. Con el fin de transformar este procedimiento y contribuir a promover la educación y la literatura en esta ciudad, los pabellones de la exposición holandesa se construyeron con cajas de madera de diseño único que pueden ser fácilmente desmontadas y montadas con diferentes combinaciones.
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Los diferentes pabellones de la exposición – que incluyeron un espacio de reunión con tribuna, una librería circular y una sala de exposiciones – se construyeron con más de mil cajas de madera, particularizándose cada uno con un vivo color asociado a su temática. Estas cajas representan el método de diseño holandés de simple funcionalidad combinada con economía práctica y completa adaptabilidad. Cada unidad se fabricó mediante paneles de madera estandarizados, tratando de desperdiciar el mínimo material posible, con un formato que ofrece posibilidades ilimitadas para la reconstrucción a lo largo de su vida.
Con esta “aldea” MVRDV ha tratado de crear un diseño accesible, democrático, que refleja de forma lúdica lo mejor del espíritu holandés.
El mobiliario
El mobiliario de la exposición ha sido el resultado de la colaboración entre diseñadores holandeses y artesanos colombianos. Uno de los objetivos de FILBO es difundir el trabajo de los escritores locales e internacionales, y MVRDV ha trasladado esta idea a la arquitectura y al diseño de la exposición, tratando de exportar el know-how holandés, combinándolo con la artesanía colombiana.
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La diseñadora holandesa Irma Boom diseñó piezas de mobiliario inspiradas en los signos de puntuación que se fabricaron localmente, y creó también la señalización y la imagen corporativa de la exposición. Richard Hutten exportó la idea de su famosa silla-libro para realizarse con un toque colombiano.
El contenido de la ‘aldea’ Hola Holanda
La exposición ha tratado de transmitir el espíritu más genuino de los Países Bajos: el paisaje, los pólders, el enfoque del diseño, la historia y la ambición; centrándose en cinco aspectos principales de la sociedad holandesa. Una explosión de color marca cada experiencia con su propia gama de mobiliario y pavimentos; tratando de evocar de esta manera a Curaçao, la isla holandesa caribeña conocida por su icónica estética híbrida.
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Una instalación con una cubierta que recuerda a un tulipán de invernadero se ubicó en el exterior para recibir a los visitantes antes de franquear la gran puerta de entrada de la aldea exposición. En el interior, la zona de personalidades holandesas se dedicó a la vida y obra del artista visual Jan Rothuizen, el poeta y escritor Hendrik Marsman, y la figura histórica de Ana Frank.
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Con respecto al diseño industrial, se exhibió la muestra itinerante Super Models de miniaturas de muebles y objetos. El transporte, la literatura y el diseño editorial también contaron con sus respectivos pabellones. La tribuna albergó un auditorio, un espacio para los autores holandeses, así como áreas para reuniones de prensa y de negocios, pudiéndose aislar con una enorme cortina durante eventos y presentaciones. Los visitantes pudieron recargar fuerzas en el bar holandés, situado en el espacio de encuentro central de Plaza Holanda frente a la tribuna. Al final de la experiencia se encontraba la tienda de libros, en la que 1.500 títulos holandeses individuales, traducidos al español, se ofrecieron a la venta.
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El pabellón es el resultado de la colaboración entre MVRDV, la Embajada de los Países Bajos en Bogotá, la diseñadora Irma Boom y el arquitecto local Carlos Medellín de El Equipo de Mazzanti y ha sido patrocinado por Desso, Philips, Vescom y Brand & Van Egmond.
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Imagen portada: © Punto Avi