El refugio de ensueño a los pies de un fiordo noruego.
El nombre del agraciado no lo sabemos pero sí el del autor que ha llevado a cabo un ejercicio de integración total con el paisaje: Snorre Stinessen.
Un proyecto totalmente estudiado para aprovechar la espectacularidad de la naturaleza, con las montañas levantándose casi desde el mar, así como la paz y tranquilidad que transmite el lugar.
El refugio está en el lugar exacto donde debía estar aunque ello implicase adaptarse a la morfología accidentada y rocosa del terreno. Pero esa es la gracia del proyecto: el diseño está completamente integrado paisaje. Por ejemplo, las formas geométricas de la casa no son por capricho sino por estar en sintonía con las formas de la naturaleza.
Y, por supuesto, tiene en cuenta los factores externos y climatológicos: la posición del sol durante el día (y durante la noche en verano), la dirección de los vientos, la temperatura de la roca y, cómo no, las increíbles vistas al mar y los picos de las sierra que recorre el fiordo.
Suspendida sobre una plataforma que da directamente al agua, la cabaña sólo cuenta con una planta, dividida en dos estructuras, una rectangular y abierta visualmente al mar, y otra que sobresale del conjunto en un giro de casi noventa grados para no dejar atrás el esplendor que ofrecen las montañas.
La estructura principal es diáfana e integra la entrada principal, el salón y la cocina. También cuenta con dos habitaciones pequeñas y una pequeña salita que puede servir como cuarto para los invitados. El dormitorio principal es el que queda en la estructura que rota. La sauna y los baños quedan en medio de un plano y otro. La sauna, por cierto, tiene acceso propio al exterior.
La casa está rodeada de una terraza perimetral, más longitudinal en la fachada y más amplia en la parte posterior.
Como hemos dicho, la estructura principal está abierta visualmente al mar gracias a su fachada íntegramente acristalada. El resto de las paredes exteriores, incluyendo el techo, está revestido con madera de cedro natural, que con el tiempo se vuelve gris plata, lo cual hace que se integre con el color de la roca.
El interior está revestido de roble natural, un material que al mantener su pátina y color original, proporcionará siempre un ambiente acogedor, aun cuando las temperaturas fuera sean bajas.
El refugio intenta ser autosuficiente en términos de energía. La calefacción principal proviene de la chimenea en la sala de estar y la calefacción hidráulica del suelo. La cabina también se auto sostiene a través de energía geotérmica. El diseño y los materiales exteriores minimizan la necesidad de un mantenimiento regular a pesar de las duras condiciones climáticas.
Fotografías: Snorre Stinessen