De viaje con Louis Vuitton en el Grand Palais de París (I).
En nuestro viaje a París el pasado enero coincidiendo con la feria Maison & Objet, pudimos visitar la fantástica retrospectiva que el Grand Palais de la capital francesa dedica estos días a Louis Vuitton, el padre del equipaje sofisticado y de calidad.
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La muestra es un recorrido por la historia de la marca desde que su fundador llegó a París en 1837 procedente de su Anchay natal para hacerse un hueco al tiempo que en la ciudad nacía la alta costura. Sus cofres supusieron un gran éxito entre la gente importante de la época, destacando entre su clientela la emperatriz Eugenia de Montijo, por su fabricación a medida, solidez y ligereza.
Su hijo Georges y su nieto Gaston-Louis conservaron, revitalizaron y dieron nuevo aire a una marca que hoy en día es sinónimo de estilo francés, gracias a productos que destacan por su belleza, su función y su movilidad.
La visita cuenta con nueve partes que descubren la evolución del equipaje desde el nacimiento de Louis Vuitton hasta nuestros días.
1: el baúl de 1906
Los primeros pasos de Louis Vuitton en el siglo XX suponen un verdadero boom gracias al baúl que convirtió a la empresa en una celebridad en cuestiones de equipaje.
Es en 1906 cuando nacen elementos distintivos de la marca como las cubiertas de lona, los cierres, lazos, y los arcones adaptados a todo tipo de viajes. Formas y características que sirven de inspiración a los diseños de hoy en día.
2: madera
De entre los materiales con que se fabrica un baúl, la madera es sin duda el más importante, tanto simbólica como creativamente. Refleja además los orígenes de un joven Louis por los bosques del Franco Condado.
Los primeros que fabricó se componían de un armazón de álamo, con refuerzos de haya. El interior se forraba de alcanfor para conservarlo o bien de palisandro por su agradable olor. Los encargos especiales en la actualidad se fabrican siguiendo los mismos métodos y materiales.
Los talleres de Asnières-sur-Seine son los encargados desde el comienzo de fabricar estos baúles especiales con madera de la mejor calidad.
3: baúles clásicos
Prácticos, cómodos y con un toque de distinción. El inconfundible monograma de la L y la V. Tras desarrollar y perfeccionar el baúl de viaje, la firma ha enriquecido su colección a través de diversidad de volúmenes, diseños y otras firmas. Un catálogo reputado para «empaquetar con seguridad los objetos más frágiles» con «especialización en el embalaje de moda».
5: Heures d’absence
La escritura es una parte fundamental de la casa Louis Vuitton. Gaston-Louis era un gran amante de la tipografía, además de coleccionista de papeles y apasionado dibujante para el que escribir, enviar y recibir correspondencia y los libros eran un hobby tremendamente apreciado. De ahí su pasión por los monogramas que son el símbolo de la marca y su más común reconocimiento, una idea que fomentó e impulsó este nieto del fundador.
6: el baúl del pintor
En 1927, el marchante de arte René Gimpel encargó un baúl para sus viajes entre París, Londres y Nueva York. Se iniciaba así una fructífera relación entre Louis Vuitton y el arte, en la que el gusto por el detalle y el trabajo bien hecho convertía a los productos de la marca en la mejor opción para trasladar cuadros y demás obras.
Clientes destacados en este ámbito van desde Henri Matisse, Francis Picabia, y más recientemente, Takashi Murakami, Richard Prince o Damien Hirst, que además se han llegado a convertir en artistas invitados a reinventar patrones, tejidos o diseños.
7: baúles curiosos
Desde Louis Vuitton se considera que sin historia no se es nada. Por ello y desde que Gaston-Louis Vuitton iniciase una llamativa colección de arcones históricos, verdaderos «cofres del tesoro» pertenecientes incluso a las más antiguas dinastías reales, se han conservado en su archivo verdaderas joyas en lo que a baúles se refiere, algunas de las cuales se muestran para conocer aún mejor la evolución de estas piezas.
9: sala de música
La última parte del recorrido nos lleva a conocer algunas de los encargos más especiales que han llegado a la casa. Un baúl que es ducha, cama, o almacén para guardar cigarros y puros, por ejemplo. Pero el mayor reto han sido los instrumentos musicales, vulnerables y valiosos. Seguir el contorno de estos distinguidos huéspedes sirve para garantizar el mejor viaje a la música.
No, no hace falta volver a comprobarlo: faltan dos números en el recorrido. Para descubrir cuáles son y completar la visita, ya sabemos lo que toca: permanecer atento a diarioDESIGN. Pronto, ¡mucho más sobre Louis Vuitton!
Volez, Voguez, Voyagez: Louis Vuitton en el Grand Palais
3 Avenue du Général Eisenhower
75008 París, Francia
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