Una casa en Andorra, con interior de color blanco nieve.
De hecho, la gran entrada de luz natural fue lo que animó a las diseñadoras de este estudio barcelonés – que nos os confunda su nombre sueco – de cara a aceptar el proyecto, pues cuando entraron por primera vez, se encontraron con techos muy bajos, suelos de granito gris oscuro, ventanas marrones y una planta muy compartimentada.
A la hora de remodelar la casa, Andrea e Isa (socias y amigas, como indica el nombre del estudio traducido al español) aplicaron la fórmula que tan bien les está resultando para sus otros proyectos, ubicados en Barcelona: el blanco y cierto minimalismo como grandes protagonistas. Estilo nórdico podríamos decir.
Lee sobre otro de sus trabajos: el hotel clandestino Margot House.
Ahora bien, antes de dejar desnudas las paredes y los techos, y llenar la vivienda de muebles de color blanco, diseñaron una reforma para darle una vuelta completa a la casa. Eso significa techos más altos y espacios más grandes tras abrir la cocina al salón. Gracias a ello este último adquiere una gran dimensión pese a la chimenea ubicada casi en el centro de la estancia.
Lejos de restar metros, el semi tabique que ocupa la chimenea aporta un aspecto contemporáneo, acorde al resto del interiorismo.
Como decíamos, el blanco impera en toda la casa y en casi todos los elementos. El color lo han dejado para casos puntuales. Por ejemplo, en la cocina. Su mobiliario está hecho de DM lacado en azul marino para darle el aspecto fresco que toda casa de montaña merece. También se puede interpretar como el contraste entre la nieve y el cielo. Alta montaña, en todo caso.
Una casa de estas características también requiere confort, calidez, sensación de hogar calentito. Aquí entra otro color: el de la madera de roble natural ahumado para los suelos de toda la casa así como la madera de algunos muebles. Del dormitorio principal destaca la puerta, que sirve de espejo en la parte interior.
Por último han dejado los colores vibrantes en pequeños detalles para rompen tanta blancura. En concreto en las piezas de textil como las alfombras en tonos rojos y azules, así como alguna tapicería en turquesa.
A la hora de conseguir un interiorismo más nórdico, han recurrido a la combinación de muebles de estilo más contemporáneo con otros más tradiciones pero siempre imperando las líneas simples y minimalistas.
Entre los pequeños elementos de decoración destacan las plantas del salón o las ilustraciones del baño principal y la habitación infantil.
Para el cuarto de baño de los niños han apostado por el gresite de 5×5 blanco, así como doble grifería en el lavabo “para que no haya peleas por la mañana”, nos cuentan las diseñadoras. En el baño principal, han conservado el mármol rosa del lavabo y lo han combinado con baldosa 10×10 en la gran ducha/bañera.
Fotografías: La Mira