Para la sed, agua con corazón volcánico: Sant Aniol, de Martín Azúa.
Una botella de PET que parece una joya o un frasco de perfume, pero que está fabricada con unos recursos muy razonables; el objetivo ha sido reducir al máximo el uso de material por lo que el gramaje de la botella y el tapón son muy bajos. El ahorro de unos gramos en un objeto de gran consumo es muy importante.
«La funcionalidad de una botella de agua es compleja», nos ha explicado Azúa. «Ha de ser ligera, resistente y comunicar unos valores de marca». En el caso concreto del agua Sant Aniol, la relación con el entorno natural era fundamental, ya que el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, un paisaje volcánico del interior de Cataluña, es la seña de identidad básica del agua. Corazón volcánico y diseño con clase.
El diseño de la etiqueta es obra de Little Buddha.