Amancio Ortega hace posible la nueva sede de la obra benéfica Padre Rubinos.
La sostenibilidad, el cuidado diseño y la calidad de los materiales caracterizan al edificio que cuenta con un salón de actos y unas aulas de trabajo a disposición de los vecinos de A Coruña, además de las dependencias correspondientes a la gestión y administración del centro y una zona residencial para las religiosas de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
El interior se ha cuidado tanto como el exterior, y se han escogido piezas de diseño nacional de marcas tan conocidas como Marset o Sancal.
El proyecto arquitectónico nace de una forma silenciosa de entender la arquitectura. La edificación se concibe como una cobertura para la vida que transcurre en ella, un espacio sereno, íntegro y con voluntad de permanencia.
Aspira a ser una plaza abierta a la ciudad, pensada con orden y sencillez, en donde el espacio gire en torno al individuo.
Se trata de una edificación que renuncia a la composición académica de fachada y la convierte en un pórtico de entrada que rodea y define de esta forma la plaza. Esta nos invita a circular por ese pórtico protegido, descubriendo los diversos espacios que se vinculan a ella, creando un marco en el que la vida pueda fluir y desarrollarse.
Los autores del proyecto han tratado de crear un espacio humano, en el que dominan las líneas horizontales y que transmite estabilidad y calma.
La intervención busca crear un equilibrio estable a través de una sucesión de espacios concatenados, sencillos, mensurables y ordenados.
El proyecto (construcción y equipamiento) ha supuesto una inversión aproximada de 25 millones de euros. La iniciativa nace del convenio de colaboración entre la Fundación Amancio Ortega, la Institución Benéfico Social Padre Rubinos y el Ayuntamiento de A Coruña. La fundación completará esta acción con la aportación de 3 millones de euros para la creación de un parque público en el entorno del centro que servirá como área pública de ocio y descanso.