El estudio italiano UdA recrea una novela de misterio en un apartamento burgués de Turín.
El marco –la majestuosa plaza y el propio edificio con sus grandes ventanales en forma de óculos– ha propiciado el escenario perfecto para convertir esta vivienda en un teatro moderno, el cual por una parte representa una casa burguesa de impecable diseño, y por la otra contiene todas las ‘pistas’ de una novela de detectives.
Una mezcla de dramatismo y sofisticación con un toque grotesco. Inquietante y reconfortante a su vez, describe el estudio, cuyos arquitectos Andrea Marcante y Adelaide Testa han encabezado el proyecto con la colaboración de Giada Mazzero y Eirini Giannakopoulou.
Influenciados también por lo que vemos y podemos percibir, no sólo le han puesto este título al proyecto sino que han buscado romper los límites de lo visual aprovechando la planta de la vivienda, que realiza una progresión en forma de túnel desde la parte trasera de la casa hasta los grandes ventanales semicirculares con vistas a la plaza del salón.
Esto también se aplica a todos los elementos de la vivienda. La forma y el tamaño de las superficies, el mobiliario fijo y los pequeños objetos pretenden ir más allá de su apariencia inicial, aportando su propia dosis de dramatismo y misterio.
Para conseguir la calidez del hogar y el aspecto reconfortante del que hablamos antes, han hecho servir una mezcla entre lo claro y lo oscuro, lo blando y lo duro.
Los suelos son oscuros, muchas de las piezas del mobiliario –incluida la cocina– tiran también hacia tonos sombríos, las paredes de mármol y las del baño lo mismo. Pero luego tenemos paredes blancas, un vibrante naranja salpicando todas las estancias y una enorme cantidad de luz natural que se cuela por las singulares ventanas.
Lo mismo ocurre con los materiales. El mármol y el acero se funden con la madera, las alfombras de colores y la suavidad de tejidos como la piel. Por otra parte, han conseguido casar elementos de diferente estilo: una cocina minimalista de estilo industrial con lámparas de pie con coloridas lágrimas de cristal o las ardillas decorativas de debajo de la ventana de la cocina.
Fotografías: Carola Ripamonti (UdA Architects)