Los Templarios modernizan el casco histórico de Monesterio, Badajoz.
Tratándose de un local que había mantenido su estética desde los años 80, la labor principal de los diseñadores fue la de actualizarlo y renovarlo en su totalidad, dotarlo de una identidad propia, y crear un concepto básico y directo que conectara con todo tipo de clientela. Un ambiente afín a la personalidad del cliente y de la gran carta gastronómica que posee el establecimiento.
El color unifica el proyecto desde su entrada, tomando protagonismo en techos y paredes un azul oscuro, atemporal y acogedor en casi la totalidad del proyecto, acorde a un pavimento que combina madera y baldosas hidráulicas.
Una primera zona comedor de mesas de diseño nacional y sillas de madera restauradas por el estudio invita a los clientes a comer de manera algo más íntima junto a la cristalera que comunica con el exterior. Dicha cristalera, que filtra la luz natural llegando hasta las zonas centrales del local, sirve como reclamo del exterior, una manera de ver, ser vistos y mostrar la actividad de su interior.
Los diseñadores han querido incorporar al proyecto algunos de los elementos originales renovados -como las sillas y ciertas imágenes impresas- , adaptándolas al nuevo diseño para no perder de esta manera parte de la esencia y las raíces del local.
Granito negro brillante, estanterías de madera y metal hechas a mano, revestimiento hidráulico, el amarillo de sus paredes y la luz focal acentúan la zona de trabajo haciéndola más fresca y actual, muy identificable y reconocible.
Elementos antiguos y rústicos, estanterías de madera y metal, y una decoración colorista (platos de Vista Alegre) completan la decoración de este renovado establecimiento pacense.