La Casa Unimog destina un espacio privilegiado para su habitante más especial: el tractor.
El solar está ubicado junto a una calle con intenso tráfico y está rodeado de pequeñas residencias privadas y granjas. Un parámetro crucial en el desarrollo del proyecto fue el reducido presupuesto.
Con el fin de minimizar el impacto en el sitio y para orientar la vivienda hacia el paisaje, se decidió apilar los dos diferentes usos, uno encima del otro. El resultado es una casa desarrollada verticalmente. La diferenciación entre los dos usos se refleja a través de la fachada: la zona inferior del taller está revestida con elementos de policarbonato traslúcido.
Durante el día este espacio se inunda de luz natural filtrada, y por la noche se convierte en una caja de luz que brilla en el barrio.
La zona de la vivienda se presenta como un volumen monolítico de color antracita. Unas ventanas situadas estratégicamente y una loggia proporcionan hermosas vistas al paisaje circundante.
Los materiales elegidos para la fachada y el interior subrayan el pragmático y sencillo concepto del diseño: el de una casa que podría encuadrarse en la tipología de granja racional o de taller, más que en la de residencia clásica.