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Arantza Álvarez
3 julio 2013

Miguel de Guzmán diseña una ‘cabaña’ industrial, perdida en un bosque de la Sierra madrileña.

El reconocido arquitecto y fotógrafo Miguel de Guzmán es el autor de esta vivienda unifamiliar ubicada en Estación del Espinar, un pequeño pueblo de la cara norte de la Sierra de Madrid. El solar disfruta de una ubicación privilegiada, en el límite del pueblo lindando con el Parque Natural La Panera.
Esta situación marca el punto de partida del proyecto, con los objetivos de aprovechar al máximo las vistas hacia la montaña y el parque hacia el Noroeste, optimizar la entrada de luz natural teniendo en cuenta la situación cara Norte de Montaña y el fuerte desnivel en la parcela, y respetar los pinos de gran tamaño existentes.

Para ello se sitúa la vivienda en el centro del solar con un perímetro que surge de los condicionantes urbanísticos de linderos así como de la situación de los árboles.

La fachada consta de una triple piel: una contruida con paneles sandwich de tableros osb que proporcionan el acabado interior, espuma de poliestireno extruido como aislante y tablero aglomerado hidrófugo, envuelve el núcleo de la casa: las habitaciones y espacios habitables durante todo el año.

La segunda piel, exterior, de policarbonato celular proporciona un aislamiento extra y amplía el perímetro para envolver un invernadero orientado a sur que recoge calor durante los días de invierno y puede abrirse al exterior durante el verano, con lo que actúa como colchón térmico además de espacio semi-exterior de ampliación de la casa.

Unos cables de acero tensado permiten el crecimiento de plantas trepadoras en tres fachadas de la casa, esta es la tercera piel, de tipo vegetal.

El uso de técnicas de contrucción seca, estructura metálica y envolvente de paneles sandwich y policarbonato, permite acelerar los tiempos de obra, reducir los costes y dotar al edificio de una mayor flexibilidad a la hora de hacer cambios en un futuro.

Los acabados son los de los materiales industrializados en el caso de los cerramientos y los suelos consisten en una capa de pintura epoxy continua. Las instalaciones se dejan vistas, contribuyendo a la flexibilidad de ampliación, cambios y facilitando las reparaciones.

La cubierta de la zona habitada es de tipo vegetal, se planta una pradera que restituye en cierta manera la porción de jardín que ocupa la edifición en planta y permite disfrutar de un espacio a la altura de las copas de los árboles con vistas a las montañas.

Fotografías: Miguel de Guzmán

 

 

 

 

 

 

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