LZF, una pequeña gran empresa dedicada a diseñar algo más que lámparas.
La visita formaba parte del Light Lunch, una cita –de la que diarioDESIGN dio cuenta en Twitter – pensada para que los profesionales del diseño, el interiorismo y la arquitectura, los medios de comunicación y agentes comerciales conociésemos de primera mano cómo se elaboran estos artísticos objetos, así como para hablar sobre diseño de iluminación desde diferentes puntos de vista. Y siempre, por supuesto, bajo la cálida compañía de los anfitriones: Sandro Tothill y Marivi Calvo, artífices de la marca.
LZF siempre ha destacado por una filosofía muy personal. En sus diseños, en su elaboración (puramente artesanal), en encuentros como este Light Lunch, pero también en sus espectaculares presentaciones. Así que como no podía ser de otra manera, transformaron parte de la fábrica – situada en Chiva – en distintos escenarios donde presentar las últimas novedades de la firma, cada una de ellas en un marco muy personalizado.
Por ejemplo, un área de trabajo rodeada por la cortina de lámparas Link Chain. Este modelo, obra del irlandés Ray Power y la propia Calvo, permite distintas combinaciones a partir de un mismo volumen tanto en vertical como en horizontal. Desde una lámpara en suspensión hasta un muro de luz.
Otra de las novedades de 2012 ha sido la lámpara de suspensión Spiro diseñada por Remedios Simón. Este modelo, inspirado en las celosías ornamentales, supone un nuevo concepto de tejido tridimensional y una nueva forma de moldear el Polywood®.
Tanto en la última edición de Feria Habitat Valencia como en el lounge creado a propósito para el Light Lunch pudimos disfrutar del espectáculo de color que ofrecen las múltiples combinaciones entre los cuatro acabados para la pantalla exterior y los ocho para la interior.
Durante el recorrido por la fábrica, en el que Sandro y Mariví nos fueron desvelando detalles y anécdotas de esta pequeña gran empresa, tuvimos la oportunidad de contemplar en directo el montaje de este delicado modelo, hecho a mano.
La tercera novedad ha sido la Raindrop, unas gotas de luz en forma de lámparas de suspensión diseñadas por Javier Herrero. Realizado a partir de finas tiras de chapa de madera, cuenta con cuatro tamaños, lo que permite crear diferentes tamaños de gotas, como la lluvia de Raindrops instalada en Chiva.
LZF destaca en las citas a las que acude u organiza por la creación de una gran instalación a partir de uno o varios modelos. Este año la estrella ha sido el Candelabro, una composición entre la Totem, la Raindrop y los pájaros de cerámica de Xavier Mañosa, del estudio catalán Apparatu, los cuales también volaban por el resto de escenarios.
Más sobre LZF Lamps
Todo empezó a finales de 1994. Mariví – nacida en Valencia y artista de profesión – y Sandro, de origen australiano, estaban experimentando con unas chapas de madera sobre una mesa de luz para la realización de un objeto de decoración de uso personal.
El resultado les cautivó. La luz por detrás de la chapa proyectaba la belleza de la madera e irradiaba una delicada calidez al ambiente. Así nació Luzifer (‘hacer luz’).
En sus inicios, realizaban los pedidos en el garaje de su propia casa, sumergiendo si hacía falta la madera en la bañera. La empresa sigue siendo artesanal a día de hoy. Tras adquirir las planchas de madera natural, las tratan, las troquelan y se montan de manera manual, aplicando cola o pequeños herrajes.
Los lugares de trabajo por los que ha pasado LZF siempre han respirado el espíritu original e intimista que envuelve a la firma. De su casa se trasladaron a una antigua planta de esmaltado y de ahí a una bodega en Chiva, a treinta kilómetros de la capital del Turia.
Los empleados forman una pequeña familia organizada de manera muy racional y que tiene el lujo de trabajar en un ambiente tranquilo y salpicado de elementos bellos en cualquier rincón como las lámparas The Sign.
En 2001 la empresa dio un salto cualitativo con el desarrollo de la patente del Polywood®, lo que les hizo especializarse definitivamente en la utilización de la chapa de madera como difusor de luz y les permitió desarrollar formas más libres y sencillas de fabricar.
Fue en esa época cuando sus presentaciones empezaron a llamar la atención. En 2005 consiguieron bastante eco internacional con una instalación en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia que recreaba una gran nube formada por lámparas Poppy. Éstas estaban conectadas a una mesa de mezclas de sonido, de modo que al pulsar las teclas de un piano, las lámparas se encendían. Aquí por cierto se unían dos de las grandes pasiones de Sandro: el diseño y la música.
En 2008 la empresa pasó a llamarse simplemente LZF, si bien el logo actual de la compañía mantiene unos cuernos de demonio y una cola en forma de enchufe en homenaje al nombre original de la firma.
Hoy Mariví, como directora creativa de la compañía, se encarga de liderar al equipo de diseñadores externos que colaboran con LZF – entre ellos Burkhard Dämmer, Oskar Cerezo o Luis Eslava – así como del diseño y montaje de los stands y eventos en los participa la empresa, la cual, por cierto, no se pierde prácticamente ninguna feria.
Sandro, por su parte, se encarga de hacer funcionar la maquinaria coordinando el ámbito comercial y de la producción con el de diseño.
Afianzados en los mercados de Europa, Asia, América y Australia, los diseños de LZF han recibido el reconocimiento profesional en múltiples ocasiones, entre ellos dos premios Good Design, dos Design Plus y un Red Dot. Los Guijarros también fueron elegidos en 2007 como uno de los cien objetos más bonitos de los últimos 50 años.
Las lámparas-esculturas de LZF adornan escenarios de todo tipo: desde el Café Larios de Madrid, al escenario de los Premios Goya en 2003 o la oficina del Primer Ministro de Singapur, solo por citar unos ejemplos.
Lo dicho, una pequeña gran empresa a la que diarioDESIGN no pierde de vista y a la que le damos la enhorabuena por su trayectoria.
Ver más fotografías del Light Lunch.
Fotografías: LZF Lamps y DiarioDESIGN.